Cultura Tunantera III
Por: Soc. Francisco Núñez Gonzales
Existe casi oculta en la tradición tunantera una suerte de olvido de muchos valores ético-morales y principios de calidad que debemos seguir develando con el propósito de enriquecer nuestra praxis social, nuestro modus vivendi, solo así nuestro patrimonio cultural tiene sentido y utilidad, como es el caso de la tunantada, baile que al tiempo que debemos preservarla, vale más por su singular contenido filosófico, histórico y social como un medio para coadyuvar el desarrollo integral del individuo y de nuestra sociedad.
Es de saber que el proceso del cultor tunantero se puede gestar desde la niñez, participando en una cuadrilla tunantera de semilleros, pero es en la edad adulta donde se inicia una larga carrera y formación en el arte y en la gestión de la cultura tunantera, proceso que se distingue en dos etapas bien delimitadas que los xauxas conceptualizamos y personificamos como Jatipaco y Jutupaco.
Desde esta concepción el proceso de liderazgo tunantero resulta ser un ritual y una carrera virtuosa donde el Jatipaco asume el personaje de un aprendiz del arte y la cultura tunantera, y se distingue por tener una profunda identidad xauxa que es la base y el fundamento de su convicción tunantera. Este personaje es quien sigue con paciencia y perseverancia a la institución y a su cuadrilla tunantera asimilando en todos los componentes del mundo tunantero.
En efecto la iniciación del Jatipaco es un aprendizaje in situ, vivencial y de transmisión directa, es un continuo y atento seguimiento para conocer toda la parafernalia que compone y rodea la organización y presentación artística del baile de la tunantada.
Este prolongado entrenamiento tunantero es un espacio para conocer, no sólo el arte de la tunantada, la diversidad de los personajes, la variedad de los atuendos, la interpretación de los músicos, sino también la heterogeneidad y humanidad de los tunanteros; es prepararse para conducir un elenco de personas con alta sensibilidad artística.
Como manifestara Erasmo Suárez la formación del Tunantero se hace en la calle, ciertamente la trayectoria tunantera de este honorable Xauxa es el paradigma de un gran Jatipaco, quien tuvo una consagrada etapa de aprendiz, como lo hicieron muchos forjadores xauxas de diversas instituciones y cuadrillas tunanteras en las primeras décadas del siglo XX.
Erasmo Suárez tuvo la gran heredad de ser Jatipaco y continuador de las enseñanzas de su padre, el tunantero mayor, el gran Jutupaco de Jutupacos, el príncipe tunantero Pablo Suárez Núñez, quién reavivó, reinstauró la tunantada a finales del siglo XIX.
Precisamente el meritorio ascenso del Jatipaco finaliza al coronarse como Jutupaco, es decir conductor de una institución y su cuadrilla tunantera. El Jutupaco es un tunantero por excelencia, es un líder nato, no producto de una elección formal, sino de un reconocimiento a sus méritos, a su don de gran maestro, sabio para convocar, escoger y agrupar en una cuadrilla a disímiles amantes del arte tunantero.
El Jutupaco es el personaje que viene fraguado de un largo ejercicio de valores tunanteros; por ello su gran capacidad de integrador, recíproco y respetuoso de la individualidad de cada artista tunantero; es el gran poseedor y transmisor del sentimiento tunantero, perseverante y cuidadoso de la tradición y la autenticidad de este emblemático baile de los xauxas.
El Jutupaco a decir del maestro tunantero, Pablo Salazar, es además quien “cavila, organiza y fermenta emoción por costumbre telúrica,… inspirador romántico, compositor de poemas y huaynos”. En efecto el Jutupaco es un líder íntegro, sinérgico, que sintetiza las buenas razones, sentimientos y valores del arte y la cultura tunantera.
En esta última década, donde precisamente el crecimiento de las instituciones tunanteras ha sido vertiginoso, es necesario retomar estos valores propios de la meritocracia tunantera, y nos debe servir como parámetros y criterios para acceder como un probado y sacramentado conductor tunantero, y de este modo asegurar una gestión de calidad de las instituciones y sus elencos..
Es decir, lo que salta a la vista en este periodo es que se ha comprobado que muchos Jatipacos han dado saltos con garrocha para crear y/o acceder a la conducción de una cuadrilla tunantera; y al rehusar esta formación de seguimiento y aprendizaje previo se pone en riesgo y se quebranta la tradición, autenticidad y la excelencia tunantera.
Por otro lado, cuando Erasmo Suárez decía que necesitaba 20 libras para hacer 20 de Enero no estaba solamente considerando a “don dinero” para tener una cuadrilla y conducirla. Erasmo ya había asimilado el arte y la cultura tunantera, por ello decía “Ya maduros ahí aparecimos nosotros (él y su hermano Guillermo)…para levantar la historia de nuestro padre (Refiriéndose al Jatupaco Pablo Suárez Núñez), no nos podemos alejar de lo que siempre se hereda... Somos herederos del saber, de la investigación y de la cultura”.
Así de concluyente es la expresión de madurez y lucidez de un tunantero mayor, de un Jutupaco que concibe claramente que este arte no sólo es baile es mucho más, es cultura tunantera.
No basta entonces sólo recursos económicos, logísticos y medios de difusión y menos al extremo de decir que suministrando unas cajas de cerveza se puede crear y sostener una cuadrilla, lo que agrupa e integra y sostiene a una cuadrilla tunantera son las identidades, sus valores y sentimientos tunanteros.
Para que el arte y la cultura del baile de la tunantada sobrevivan con brillo, los tunanteros necesitan retomar esta tradición, de iniciarse y doctorarse en la calle, conocer y asimilar sus antecedentes históricos, los contenidos filosóficos, sociales, estéticos y culturales del baile de la tunantada y su trascendencia en el Perú de hoy; sólo así el Jatipaco tunantero podrá conquistar con legitimidad el gran pináculo de Jutupaco.
El notorio abandono de esta tradición, la falta de conocimiento y valoración de estos importantes personajes como el Jatipaco y el Jutupaco sobre el que descansa la organización y dirección de una institución y su elenco de tunantes se está manifestando con la aparición de algunas cuadrillas de existencia efímera, de presentaciones improvisadas, con elencos mal vestidos y con personajes mal ejecutados, esto es notorio comprobar en las más importantes plazas tunanteras de Lima y Jauja, son pocas pero perjudican la imagen de este baile que ahora es candidata para ser designado como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Pero no todo marcha por el retorcido camino, es bueno destacar en esta última década el marcado ascenso y protagonismo de damas tunanteras en la cabeza de gran parte de las cuadrillas. Atrás han quedado esas épocas de segregación en la que vetaban la participación de bailantes tunanteras, donde era imaginable verlas creando y liderando una institución y cuadrilla tunantera.
Hoy existe una pléyade de Jatipacas y Jutupacas al mando de instituciones y sus cuadrillas tunanteras, y sólo voy a referirme a la Asociación de Instituciones Tunanteras ADIT donde se aprecia esta nueva realidad, el liderazgo en el 60% de sus treinta cuadrillas están conducidas por mujeres, es decir por Jutupacas, proporción de género que se mantiene también en su Consejo Directivo.
Que nuestras honorables Jutupacas de la Asociación de Instituciones Tunanteras - ADIT no pasen anónimas en este mundo tunantero cada vez más creciente y competitivo sobre todo en la mayor plaza tunantera del Perú, Lima
- Presidentas de las cuadrillas tunanteras de ADIT a diciembre del 2010-.
Niño Jesús de Muquiyauyo María Álvarez
Tunanteros de Aramachay Iduana Samaniego
Club Unión Tecas Paccha Aderita Terreros
San Juan Bautista de Acolla0 Dorís Poves
Xauxa Tambo y su Elegancia Nora Mucha
5 de Agosto de Acolla Lourdes Flores
Unión Sausa Tambo Rosa Torres
Tunanteros de Oro de Tunanmarca Catalina Rivera
Brisas de Junín Maura Huaynate
Nuevo Amanecer Rosa Aquino
Señor de Muruhuay Catalina Huamani
Embajadores de la Tunantada Edith Luya
Santa Ana de Tarma Evelyn Aguilar
Niño Jesús de Yauli Jessica Julcarimac
Los Elegantes de Llocllapampa Marisol Baldeón
Virgen de Cocharcas Ana Huatuco
22 de Agosto San Lorenzo Gina Huaytalla
Sentimiento y Tradición Justina Villarroel
No puedo dejar de recordar su partida, el pasado año y expresar el póstumo homenaje a la honorable tunantera, Jutupaca Mayor doña Luisa Núñez de Soto, quién condujo hasta sus últimos días una de las cuadrillas más representativas en Lima, los Terribles de Masma y fundadora también de ADIT.
Bien, a modo conclusión, es necesario puntualizar que la tradición y la autenticidad tunantera, la buena ejecución de sus personajes, su correcto vestuario y desplazamiento del baile de la tunantada, están en buena cuenta bajo la responsabilidad de los Jutupacos y Jutupacas de cada institución, en el saber formar con el ejemplo y, saber agrupar a bailantes tunanteros de calidad.
Por ello mismo, debe garantizarse esa carrera meritocrática, esa trayectoria y formación artística y cultural de los Jatipacos y que su iniciación debe ser un rito sagrado para su posterior ascenso a Jutupaco. En lenguaje moderno diríamos que hay que mejorar las competencias de los Jatipacos, exigir una mayor y más integral preparación, para cuando se elija un directivo tunantero, es decir a un Jutupaco se debe hacer emulando y premiando la excelencia tunantera.
FNG-31/1/2011
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