Nora B. Balvín
Lazo, UNMSM
La tunantada es
un baile grupal que recrea la etapa colonial que se vivió en el antiguo valle
de Jauja, con la justificada presencia de varios personajes como la del
huatrila, el chuto decente, el chapetón o español, la jaujina, la huanquita, la
sicaína, el argentino o tucumano, el jamille o boliviano, el chuncho o
selvático, entre los principales. A pesar que no hay precisión del lugar y la
fecha exacta de su origen, sin embargo se puede deducir que este baile recrea
sobretodo el intercambio comercial que se produjo entre estos personajes en Jauja
en esa etapa de su historia.
Asimismo
sabemos que esta multitudinaria fiesta es celebrada en honor a los santos
patronos San Fabián y San Sebastián, de este último tenemos noticias que hemos
cogido de un archivo limeño, de que por ejemplo, en el último tercio del siglo
XVIII se le festejaba con misa, función y aniversario en “la Matris de la
Doctrina de Santa Feè de Atun Jauxa”, y también en el “Anexo de Guala”. Mayor
alcance al respecto no es la finalidad del presente por ahora, más bien se
busca brindar alcances que ayuden a poder entender y respetar ciertos elementos
y motivos importantes y distintivos en la vestimenta de algunos de estos
personajes.
Por ejemplo, un
posible antecedente al huatrila o indio xauxa, en sentido coreográfico, lo
tenemos en el dibujo de Leonce Angrand del año 1838, que él anota como “Paseo
de Alfereses” (sic), destacándose un indio adulto que va bailando delante del
conjunto de personajes, ejecutando un singular movimiento con el pie izquierdo,
que aún hoy vemos que ejecuta el huatrila, lo cual seguramente llamó la
atención del dibujante francés, el cual supo captarlo para la eternidad.
Asimismo en esa misma escena podemos visualizar la vestimenta que usaban
diferentes personajes de la sociedad jaujina de ese entonces, todo ello
antecedente del atuendo típico de la tunantada.
Leonce Angrand registró este dibujo como "Paseo de Alfereses", (1838)
El rango que había dentro de este conjunto de personajes (indios, mestizos y españoles) se puede distinguir a través de los ropajes que usan, acompañados de músicos y bailantes.
"Cholita Jaujina" (1880)
Dibujo de Charles Wiener
Nótese la elegante lliclla sin diseños florales.
Ahora
centrándonos más respecto del surgimiento del motivo floral en la vestimenta
tunantera en el tiempo, podemos decir que esta habría aparecido en las primeras
décadas del siglo pasado, y que su elaboración habría tenido cierta vinculación
con las antiguas zonas obrajeras del valle del Mantaro en la colonia.
Como se observa
en el dibujo de Angrand y también en “Cholita jaujina” de Charles Wiener de
1880, no se visualizan esos diseños, que desde su aparición se han constituido
en el sello distintivo de la tunantada, que la hace única frente a los otros
bailes y danzas del Perú.
Iconográficamente,
en los inicios de su trayectoria lo vemos en el atuendo femenino y poco a poco
se va insertando también en la del chonguino o español, paralelo con el del chuto
decente, con diseños pequeños y que llevan un orden, las que podemos observar
en fotos desde la década del 20 del siglo pasado, distinguiéndose las llicllas
pintadas del personaje de la jaujina que también por esas épocas habría
surgido.
"Los enmascarados del baile de los Tunantes", 1922. Revista Variedades.
"Una calleja de típico aspecto", 1922. Revista Variedades.
Conjunto
artístico de Tarma presente en las fiestas de San Juan en la Pampa de Amancaes
en Lima., 1928. Revista Variedades.
El posterior
abigarramiento floral también habría tenido su proceso, sobretodo en la zona
sur de Huancayo, en Chupaca, Hualhuas, Cajas, entre otros. Los primeros diseños
se elaboraron a mano, luego a partir de la década del 80 se industrializó. Las
rosas fueron lo que más se representaba sobre las mantas de la huanquita, cuya
característica era su gran colorido y tamaño, con los bordes de los pétalos
doblados que nos recuerda los diseños pictóricos coloniales cuando intentaban
cierta tridimensionalidad, acompañados de otras representaciones zoomorfas como
pavas, picaflores, aves, entre otros; ya después se insertó en la manta el
nombre de la dama que la llevaba, y posteriormente de la agrupación a la que
pertenecía la bailante. Los motivos florales en el pantalón corto del tunantero
peninsular y en el chaleco y pantalón corto del chuto decente fue discreto, en
la década de los 80s al igual que en las prendas femeninas señaladas, su
distinción y notoriedad se hizo inminente.
La
representación floral sobre estas mantas es probable que haya tenido como
antecedente el diseño que se hacía en los mantos de los santo/as patronos de
los pueblos de los andes, de influencia española. Estaría simbolizando
agradecimiento y gratitud por la vida, y nos recuerda la forma de los labios
protuberantes del huatrila, como también del chuto decente, y por ende estaría
guardando cierto trasfondo sexual. Y en relación a este último personaje, es la
cinta rosada que lleva en el tongo sobre la cabeza la que mantendría vigente
esa diferenciación milenaria que había entre la etnia xauxa y la huanca,
registrándose por ejemplo, en la crónica del peninsular Pedro Pizarro que “Los
Xauxas traen una fajas coloradas alrededor de las cabezas, de anchor de una
mano; los Huancas las traen negras”. En la actualidad esta cinta la combinan
con otros colores.
Asimismo, otras
prendas que son parte del ajuar distintivo que lucen las damas tunanteras
estarían guardando también cierta jerarquización social dentro del grupo de
tunantes, ya que cuanto más antigua es la prenda que se exhibe se estaría
reflejando una condición diferenciadora frente al resto del grupo, ya que por
lo general son objetos heredados y que en su momento también tuvieron un valor
intrínseco complejo. Es así que, por ejemplo, el pañuelo y las joyas que se
lucían antiguamente eran auténticas y sólo se las sacaba para lucir su
prestancia en dicho baile grupal, y desde hace un tiempo a esta parte se
observa que las bailantes tunanteras -que por cierto ahora son ejecutados en su
mayoría por mujeres-, distorsionan su tradicionalidad por desconocimiento del
mensaje simbólico que guardan.
Por ejemplo, el
pañuelo blanco cuanto más delicada era su elaboración representaba la jerarquía
social de quien la exhibía, y por lo tanto, el linaje de quien la portaba
estaba en consonancia con la finura de los materiales y de su fabricación en
sí, lo cual deviene de la época virreinal. Ahora las usan muy largas, de
diferentes colores y hasta con estampados. En cuanto a las joyas, estas eran
discretas sea en oro, plata y/o en piedras preciosas, y la huanquita exhibía la
pechera llena de auténticas monedas antiguas.
Hoy también ya
se observa que las ejecutantes tunanteras han incorporado unas carteras de
tonos metálicos, cada vez de más grandes, ocasionando muchas veces que el
pañuelo que vea relegado. En ese sentido, la pechera y sobretodo las joyas como
los aretes, prendedores, anillos, pulsera-brazaletes, han incrementado sus
dimensiones y en su mayoría son bijouterie de fantasía, con una combinación de
materiales y colores que no está acorde con el buen y pulcro gusto de antaño.
Un
ejemplo de bordado antiguo hecho a mano en el traje de la huanquita
La tradición de
un baile y/o danza es el respeto por el mensaje simbólico que guarda cada
elemento o pieza del conjunto, y es obligación que tanto el ejecutante como el
espectador estén correctamente informados de su significado, porque de eso
dependerá su acertada permanencia y continuidad, y por ende su declaración como
patrimonio cultural de la Nación.
Tomado del Blog
de Nora Balvìn (2009)
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