Todas las cofradías,
desde el inicio de su existencia, se instalan en la iglesia Matriz de Hatun Jauja.
A principios del siglo XVIII se veneraba en esta iglesia un lienzo con la
imagen de la Virgen del Carmen, que había sido donado por el devoto Bonifacio
Vázquez, vecino español instalado en Jauja desde 1702. La devoción a esta
imagen y el rezo del santo escapulario fueron fomentados por este vecino y el
culto a las limosnas a la Virgen fueron aumentando poco a poco. En 1707, Bonifacio
Vázquez propicio la creación de la Cofradía de la Virgen Carmelo con 15
cofrades, nombrándose como primer mayordomo al donante del lienzo, y el pueblo,
atraído por la devoción a una nueva María, vistió el Santo Escapulario. El
Gobernador y curaca de Hatun Jauja, don Blas Astucuri, en 1710 donó, por
escritura simple, un sitio y solar llamado “Apocancha” para que se levantase en
él “una capilla a la Reina de los Angeles” y se formase junto a ella un
beaterio para el retiro de personas pobres y piadosas. El solar estaba en el
lado norte de la Plaza Mayor de la villa de Jauja y era el mismo que recibiera
el curaca Apo Francisco Cusichaca de la saya de Hatun Jauja, cuando el capitán
Juan Larreinaga Salazar en 1565 procedió al trazo del terreno a sus habitantes.
En el perímetro y cerca del solar del Apo, los integrantes de la nobleza de la
localidad también recibieron pequeños lotes. Toda esta zona fue la que más
tarde se convertiría en propiedad de la cofradía de la Virgen del Carmen.
Inmediatamente después
de la donación, Bonifacio Vázquez hizo levantar una capilla y fue auxiliado con
las erogaciones del pueblo y con el trabajo de los indios y de algunos mestizos.
Como ejemplo citamos a “los carpinteros maestro y oficial Juan Pérez y Mateo
Remuzgo, que hicieron las puertas y rejas de la capilla de la cofradía”. Luego
trasladó la imagen en lienzo que se veneraba en la Iglesia Matriz y compro para
la nueva capilla el bulto de la Virgen del Carmen y su Niño, el Patriarca San Joaquín
con la Virgen Niña y otra de Santa Ana. Mientras tanto, el segundo mayordomo,
Francisco Monje, mando hacer en Tarma una imagen en bulto grande de la Virgen,
la que fue traída en procesión acompañado por los indios de Yanamarca. A su
llegada a Jauja, este mayordomo pretendió colocarla en el altar principal, por
lo que se produjo un conflicto entre los dos mayordomos, entre cofrades y el
pueblo de Jauja. El problema fue llevado a una asamblea general del pueblo en
la que participaron las autoridades políticas y eclesiásticas, los mayordomos,
los hermanos de la cofradía, y ante todos ellos se presentaron dos imágenes en
bulto de la Virgen con el Niño, una con y otra sin corona. La presentación
origino un escándalo entre los españoles, pero en el “gentío causo mucha
armonía” y este “gentío” grito que la “imagen en bulto de Francisco Monje la
necesita el altar mayor de la Iglesia y en dicho retablo podrá acompañar y
aumentar las cofradías del Santísimo así de españoles como de naturales y
muchos particulares con sus limosnas y que se dividan las funciones religiosas
para ambas imágenes…”. Esta solución, también aprobada por el arzobispo de
Lima, Antonio Gutiérrez de Zevallos, nos recuerda una costumbre andina señalada
por los cronistas, la de las Illas o dioses antiguos que eran presentadas por
una estatua mayor llamada la grande e inamovible porque se quedaba siempre en
las huacas o lugares sagrados, y una menor llamada la pequeña, que era
transportable de un lugar a otro.
Con el correr de los
años, la cofradía fue recibiendo donaciones y alhajas, ornamentos y bienes
rentables, y por ello y con el fin dar la seguridad de propiedad de la
cofradía, el mayordomo principal Bonifacio Vázquez, en 1743, pidió al
Comisionado del Rey “una escritura de visita, medida, venta y composición de
tierras sobre la capilla, el solar de Apocancha, de dos solares donados por
devoción y los títulos de las tierras y chacras pertenecientes a la Cofradía de
Nuestra Señora del Carmen de este pueblo de Jauja”.
Bonifacio Vázquez,
quien en 1748, “sintiéndose gravemente enfermo, hizo testamento, dejando todos
sus bienes a la cofradía del Carmen, con la obligación de que se celebren 4
misas cantadas para la fiesta del Carmen, el 14 de julio, aparte de la misa
cantada de todos los miércoles”.
¡Feliz aniversario Carmelinas!
Bibliografía
Olinda Celestino –
Albert Meyers:
La dinámica socio-económica
del patrimonio cofradial en el Perú colonial: Jauja en el siglo XVII
0 comentarios:
Publicar un comentario
Pasos para publicar un comentario:
1) Escribe tu comentario dentro del cuadro.
2) Hacer click en la ventana de "Comentar como" y elegir la opción "Nombre/URL".
3) En el cuadro emergente "Editar perfil" escribe tu nombre en la opción "Nombre" y hacer click en "Continuar".
4) Para finalizar, hacer click en "Publicar un comentario"
NOTA: MENSAJES ANÓNIMOS NO SERÁN PUBLICADOS