Toda interpretación del
proceso histórico de Jauja del valle del Mantaro en general, debe tener como
punto de partida a los Xauxa-huancas, es decir el numeroso grupo étnico local
que poblaba el valle antes de la invasión de los Incas. Precisamente, la
anexión de los Xauxa-huancas al Tahuantinsuyo (aproximadamente en 1460), es un
momento clave en la historia del valle. Se llega a esta afirmación,
principalmente por los acontecimientos que siguieron a la llegada de los
españoles a la región; nos referimos al tan mencionado colaboracionismo Huanca
en favor de la conquista incaica.
Lo que interesa
destacar del proceso histórico que estamos describiendo, es que una vez que los
Incas sometieron a los Xauxa-huacas (denominándolo Huanca Huamani), trasladaron
la capital anterior del señorío étnico, que se acepta fue Siq`llapucara o
Siq`llapampa (Tunanmarca), a una nueva formada por ellos: la saya de Hatun
Xauxa. Esta ciudadela Inca es a la que se identifica como la primera Jauja, es
decir la primera fundación. De esta ciudadela, las tempranas crónicas del siglo
XVI coinciden en señalar el asombro que les causó cuando llegaron al valle,
principalmente por la riqueza que aquí encontraron, tanto en metales preciosos,
principalmente oro y plata; pero, fundamentalmente, mantenimientos. Todo lo que
contribuyó a formar una imagen idealizada de Jauja en su posterior historia,
aquella que habla de un país de riqueza ilimitada: el País de Jauja.
Esta llacta inca, de
acuerdo a las informaciones vertidas en las crónicas, era una de las más
importantes, sino la más importante después del Cuzco, "una de las
principales cosas que hubo en el Perú", diría Cieza de León hacía 1554.
Para Edgardo Rivera Martínez en Imagen de Jauja (s/f), la grandeza e
importancia de Jauja no admite duda alguna; fue realmente la segunda ciudad del
Perú. El mismo Cieza, sobre la importancia de esta ciudad, observa:
"En
todas estas partes auían grandes aposentos de los Incas: aunque los más
principales estaban en el principio del valle, en la parte que llaman Xauxa:
porque había un grande cercado donde estaban fuertes aposentos y muy primos de
piedra: y casa de mujeres del Sol, y templo muy riquísimo y muchos depósitos
llenos de todas las cosas que podían ser auídas. Sin lo cual auía grande número
de plateros, que labrauan vasos y vasijas de plata y de oro para el servicio de
los Ingas y ornamentos del templo. Estauan estantes más de ocho mill indios
para el servicio del templo y de los palacios de los señores". (Crónica del Perú. Primera Parte,
1554: 242, 243).
La gran cantidad de la
población es otro de los aspectos sobre lo que se llama bastante la atención en
las crónicas, Cieza señala: "Fue todo tan poblado: que el tiempo que los
españoles entraron en él, dizen y se tiene por cierto, que auía más de treynta
mill indios: y agora dubdo auer diez mill". Al respecto el apunte de
Miguel de Estete cuando llegaron los españoles al valle es elocuente:
"Hay
de él (el pueblo de Xauxa) otros muchos pueblos sus objetos, y era tanta la
gente que paresció allí de la del mesmo pueblo e sus comarcas, que otra
semejante en un solo pueblo no se ha visto en Indias, por que al parecer de
cuando los españoles lo vieron, se juntaban cada día en la plaza mas de cient
mill ánimas, y estaban los mercados e otras plazas e calles del mesmo pueblo
tan llenos de gente, que parescía cosa de maravilla su grandísima
multitud".
Como ya lo adelantamos,
siguiendo a Cieza, la riqueza de esta ciudadela y también la del valle, era una
de las más importantes del imperio. Al parecer una de las causas para ello fue
la predilección y cariño que tuvo Huayna Cápac hacia este lugar, donde mando
construir un palacio con un jardín donde había plantas y figuras de oro,
reproducidas del fabuloso jardín que existía en el Coricancha. Ello es
corroborado por Diego de Córdova y Salinas: "De todas estas provincias la
de Jauja tenía el principado, porque en ella dicho Rey Huayna Cápac, edificó un
magnifico palacio y un templo suntuosísimo del Sol y levantó una casa y
convento de vírgenes dedicadas al servicio del campo (...)".(Crónica Franciscana de las Provincias del
Perú, 1957: 989).
En realidad son
abundantes los testimonios que dan fe de la riqueza áurea del valle y
enumerarlas extendería mucho esta parte de nuestro trabajo, no obstante
conviene citar el comentario vertido por Raúl Porras Barrenechea al respecto:
"(...) estas referencias son absolutamente exactas. Las ovejas de oro con
sus pastores del mismo metal, la fuente de oro con su chorro áureo, artísticamente
labrado, las espigas de maíz de oro macizo, figuran en el inventario de los
objetos llevados por Hernando Pizarro a Carlos V (...) En su carta de 10 de
octubre de 1533, el Licenciado Espinoza dice al Rey que el Inka había ofrecido
a Pizarro 'seis ovejas y sus pastores y el prado en que pacian todo de oro y
ochenta indios no le podían traer'".(Las
Relaciones Primitivas de la Conquista del Perú, 1967: 75).
A ello habría que
agregar, como ya se observó al comienzo, la riqueza de mantenimientos existentes
en el valle, aparte de los "(...) muchos depósitos llenos de todas las
cosas que podían ser habidas" que menciona Cieza, la crónica escrita por
Gutiérrez de Santa Clara, a propósito de las tropas de La Gasca en la región,
esclarece esta idea:
"Cosa
maravillosa fue de ver aquel valle de Jauja lleno de tanta diversidad de gentes
naciones con tantos toldos y tiendas, y en ver tantos negros, y los indios de
servicio y de carga como allí tenía. Y en ver tantos y tan buenos caballos,
mulas y carneros de carga que era cosa extraña en pensar (de) dónde tanto
bastimiento salía para mantener a tantos como allí había, por las raciones y
proveimiento que a todos, chicos y grandes, se daba. Pues, ¿qué diremos de los
carneros y ovejas de la tierra que en cada semana se mataban?, que cierto
fueron muchos en cantidad, porque a cada soldado se le daba de ración medio
carnero para toda la semana, que son estos carneros muy grandes, del tamaño o
casi como borricos de Cerdeña, y la carne de ellos es muy buena de comer".
(Historia de las Guerras Civiles del Perú, 1964: 107-108).
Ello se corrobora al
leer las Informaciones y Memorias, que han sido publicadas por Waldemar
Espinoza Soriano (1971), presentadas por los caciques del valle a la corona
española. En verdad es increíble la cantidad de bienes que se menciona fueron
entregados por estos caciques a los españoles en diferentes momentos,
principalmente en cuanto a mantenimiento (miles de carneros, fanegas de maíz,
de trigo, de quinua, de papas, gallinas, leña y un largo etc.). Podemos
afirmar, basándonos en lo que hemos venido señalando, que la riqueza de la
llacta inca Hatun Xauxa, cuando llegaron los españoles, e incluso durante la
época inicial del virreinato, era un hecho real. Esta riqueza se basaba en
cuanto a oro y plata, pero principalmente en cuanto a mantenimientos. Ahora
bien, como ya se mencionó, todas estas riquezas fueron las que originaron la
leyenda de Jauja como un lugar de sueño y riqueza ilimitada, tema que por sí
solo firmaría un estudio parte, pero del que ahora hacemos un breve comentario.
Evidentemente, el ingreso de Jauja a la leyenda se debe principalmente a las
descripciones de las crónicas que transmiten la imagen de una provincia dorada.
Rivera Martínez señala, siguiendo a Gonzales de la Rosa y Raúl Porras
Barrenechea, que el proceso que lleva, durante la Conquista, a la formación de
la leyenda áurea de Jauja, se debe a que las cartas y relaciones de 1534, que
dan cuenta de la riqueza fabulosa del Perú, están fechadas en su mayor parte en
Jauja, lo que condujo a la identificación del nombre de esta ciudad con la
riqueza del Perú y, aunque el Cuzco y Pachacamac fuesen más ricos, es Xauxa la
que tiene prestigio de asombro. Puntualmente, señaló Rivera Martínez que la
época anterior a la llegada de los españoles fue la única época de oro, cercana
a la imagen que ha tejido la leyenda que ha tenido Jauja. No ha conocido otra
igual. De ella apenas si nos quedan, ahora, tenues vestigios materiales.
2. "La Muy noble
ciudad de Jauja", de Pizarro
Sin lugar a dudas, la
Fundación Española de Jauja, es uno de los temas que más ha apasionado a los
autores, tanto jaujinos como foráneos, por lo que es uno de los puntos más
tratados en su historia, y a la vez más discutido.
En un breve recuento de
estos trabajos, tendremos que destacar los de Abelardo Solís Historia de Jauja (1928), Alberto
Hurtado Dianderas Fundación de la ciudad española de Jauja (1938), Raúl Porras
Barrenechea Jauja, capital mítica (1950), Clodoaldo Alberto Espinosa Bravo Jauja
Antigua (1964), Waldemar Espinoza Soriano La verdadera fundación de Jauja (1964)
y Edgardo Rivera Martínez Imagen de Jauja (s/f).
Como se sabe, la
primera llegada de los españoles al valle de Jauja fue protagonizada por
Hernando Pizarro en marzo de 1533, y la segunda por Francisco Pizarro en
octubre de 1533. Como ya es conocido, Jauja fue fundada, por primera vez por
los españoles, en octubre de 1533, durante el alto que hizo en el valle
Francisco Pizarro, en su marcha al Cuzco. Las pruebas documentales sobre este
hecho son numerosas y terminantes. No obstante, como lo han observado varios
autores, a pesar de haberse realizado el acto de fundación y de haberse
designado Cabildo y Teniente Gobernador, faltó lo principal: un cierto número
de vecinos que quisiesen quedarse en la nueva ciudad. Todos los españoles
deseaban marchar al Cuzco. De acuerdo al historiador Porras Barrenechea, en su
trabajo Jauja, capital mítica, por este hecho, Pizarro se vio obligado a
suspender la fundación y dejar únicamente en Jauja una guarnición.
La fecha de fundación
inicial está todavía en la oscuridad ya que las crónicas no dan muchas luces al
respecto. Sobre ello, el erudito jaujino Alberto Hurtado Dianderas en un texto
inédito, que hemos tenido la oportunidad de revisar, basándose en una amplia
compulsa documental y el hecho de que los españoles daban por patrones de sus
fundaciones al santo del día que los verificaban, la patrona que se dio a Jauja
fue la Virgen del Rosario que el año de fundación cayó el 4 de octubre; afirma
que este es el día en que tuvo lugar.
En abril del siguiente
año, es decir en 1534, al regreso del Cuzco, es que decide continuar la
fundación. Así puede decirse que Jauja, fundada en el papel provisoriamente,
por causas de estrategia y previsión políticas, en octubre de 1533, sólo
comenzó a vivir definitivamente el 25 de abril de 1534, cuando 53 españoles,
con el Gobernador a la cabeza, expresan su voluntad de residir en ella y
hacerla capital de Gobernación; todo ello siempre de acuerdo a la hipótesis de
Porras. El mencionado historiador basa su afirmación en una trascripción
parcial del acta de fundación de la ciudad, la misma que localizó en el Archivo
de Indias en Sevilla:
"E
después de hecha la fundación de la dicha cibdad de Xauxa según va declarado y
benido el dicho gouernador francisco pizarro de conquistar pacificar y poblar
la gran cibdad del cuzco y conquistada e poblada en serbicio del emperador rrey
don carlos nuestro señor luego en llegando a esta ciudad que fue a veynte e
veinte cinco dias del mes de abril de mill e quinientos e treinta e quatro años
visto el estado en que la poblacion desta cibdad quedo e lo que sobre ello
conbenia hazerse tomo consigo a alonso riquelme tesorero de su majestad en
estos rreynos e con su aquerdo e parecer e continuando la dicha población mando
traVar el pueblo y solares que en el abia de auer (...)". (Jauja, capital mítica 1957).
En efecto, el acta
original de fundación no se ha encontrado. Ello ha dado pie para que algunos
autores, como el antropólogo Arturo Mallma, afirmen que nunca se fundó Jauja.
En realidad, las referencias indirectas, tanto de la fundación a medias de
octubre de 1533 como de abril de 1534, son abundantes. Además, no porque no
exista un documento sobre tal evento, como la teoría positivista, felizmente superada,
postulaba, es un hecho sin historia. Actualmente el análisis histórico es
necesariamente multidisciplinario, y no se basa sólo en una fuente. A todo ello
tendríamos que sumar que lo que en realidad interesa, no es el problema del
"cómo" es la historia, sino el "porqué".
Ahora bien, parece
bastante probable que la ciudad española fue ubicada cerca a la incaica, es
decir la llacta de Hatun Xauxa, a inmediaciones del actual distrito de Sausa,
cerca al río. Es importante esclarecer la discusión sobre estas dos
fundaciones; es decir, cuál de ellas es la que merece el nombre de tal. Como ya
se señaló, la mayoría de autores concuerdan con lo que señala Porras, de que la
de octubre de 1533 es una fundación a medias, mientras que en abril de 1534 se
completó esta fundación.
Lo que nos interesa
inmediatamente es pasar a discutir y dilucidar qué motivos llevaron a los
españoles a fundar una ciudad en el valle y porqué lo hicieron en el espacio
geográfico que ocupa la actual provincia de Jauja, y obviamente porqué la
abandonaron tan pronto. En primer lugar, tendríamos que traer a colación la
visión geográfica de los andes ante los ojos del conquistador español y la
entrada o llegada a un valle con las características geográficas, como lo es el
del Mantaro, ya que según se menciona en las crónicas, después de la partida de
Cajamarca y la marcha al Cuzco, el valle de Jauja produjo un elevado impacto,
comprensible si tenemos en cuenta lo inmenso y desolado de la cordillera que
estaban atravesando. Hernando Pizarro, quien protagonizó, como ya lo señalamos,
la primera llegada de los españoles al valle en marzo de 1533, escribre:
"(...) en todo lo que anduve no me pareció mejor dispusición para asentar
pueblos los cristianos, e así creo que el gobernador asentará alli pueblo".
Lo largo, cansado y desolado del viaje emprendido desde Cajamarca queda
confirmado en una carta escrita por el mismo Francisco Pizarro: "Partidos
de Caxamarca y venidos por nuestras jornadas sin descansar hasta aquí, tardamos
dos meses; es el camino tan largo y tan trabajoso de tanto fijo cuanto en el
mundo se ha visto". En general, lo que más llamó la atención de los
españoles fue la hermosura del valle, la templanza del clima, la abundancia de
bastimentos, elementos que a la larga contribuyeron a la formación de la
leyenda de Jauja, de la que ya nos hemos ocupado. Por ejemplo, en una carta del
Licenciado Espinoza, se alude a lo conveniente de fundar una ciudad en Jauja
"(...) porque tienen relación que es muy rica y abastada de mantenimientos
y muy poblada y en que concurren todas las otras calidades necesarias para
poblar esta prouincia (...)".
Como ya hemos
mencionado, la fundación se completa el día 25 de abril de 1534, pero ésta tuvo
una duración más bien breve, debido a diversas consideraciones que se
explicaron en un acta del cabildo abierto del 29 de noviembre del mismo año. En
el mencionado cabildo se decidió el traslado de la capital hacia la costa.
Entre las razones que se adujo destaca que era "fria e de muchas nieves e
falta de leña, la lejanía del mar, la falta de leña para construcción de casa y
las dificultades para procreación".(Cabildos de Lima). Pero estas razones,
no tienen relación con la realidad, ya que el clima ha contribuido a darle fama
a Jauja debido a su celebridad; las riquezas de bastimiento de la que hablan
las crónicas e informaciones de los curacas publicadas por Espinoza Soriano,
hacen fácilmente rebatible las demás consideraciones, exceptuando la lejanía
del mar. El padre Bernabé Cobo, al referirse a estos inconvenientes, dice:
"(...) pues vemos hoy todo lo contrario, porque (el valle) es muy
abundante de trigos y de todo género de granos, legumbres y frutas, así de la
tierra como de España; y en especial es tan grande la copia de puercos y
gallinas que en el se crían, que en gran parte de lo que en este género se
gasta en esta ciudad de Lima, se trae de allí; y su temple es tan sano y
regalado, que muchos van a esta ciudad a cobrar salud y convalecer en aquel
valle". (Obras del Padre Bernabé Cobo, tomo II, 1964: 285).
De lo dicho por Cobo,
se desprende que las razones para el traslado fueron otras, aunque por alguna
razón las callaron. Rivera Martínez arguye otras posibilidades para el traslado
que se obviaron en aquel acta, menciona entre ellos el temor que inspiraría a
los conquistadores la geografía dilatada y extraña de los Andes, en la cual se
sentirían extraviados, y el temor a los miles de indios conquistados que los
rodeaban y separaban del océano. El traslado a la costa de la ciudad fue
confirmado en una carta firmada del 3 de noviembre de 1536, como lo demuestra
Alberto Hurtado Dianderas en el trabajo inédito antes señalado, por la reina
doña Juana "La Loca" y su hijo don Felipe.
Este hecho es lo que va
a generar una de las características de la historia del valle durante el
periodo colonial hasta mediados del siglo XVII: la despoblación española de la
región. Como es lógico, la principal razón para este abandono fue el traslado
de la capital de la gobernación hacia la costa, aunque como hemos señalado en
unas circunstancias poco claras aún. En todo caso, el hecho es que los
españoles abandonaron la región. Si bien algunos españoles comenzaron a
asentarse en el valle, particularmente en Jauja, después de su abandono como
ciudad, éstos definitivamente emigraron hacia la región de Huancavelica y
Huamanga atraídos por el descubrimiento de las minas de mercurio (decenio de
1570). En las Relaciones Geográficas de Indias leemos: "No hay
granjería de españoles, porque no está poblado de ellos. (...)".Se
menciona además que sólo se encontraban contados sacerdotes.
3. La tercera fundación
de Jauja
En un artículo
publicado en 1964 denominado La verdadera fundación de Jauja, el
historiador Waldemar Espinoza Soriano, habla de una tercera fundación de Jauja.
Según este autor, en 1565, como es sabido, el Licenciado Lope García de Castro
dispuso la creación de corregimientos para evitar, entre otras cosas, los
abusos de los españoles contra los indígenas. El 3 de julio de ese año se creó
el corregimiento de Jauja, nombrándose como su primer corregidor a Juan de
Larreinaga Salazar, con el encargo de fundar pueblos para indios. Según el
referido autor, el corregidor Juan de Larreinaga Salazar acompañado de curacas
principales y doctrineros franciscanos fueron los que fundaron el pueblo de
indios Santa Fe de Jatun Jauja, que se trasladó dos kilómetros adentro de la
antigua ciudad española abandonada; dicho pueblo se ubicaba donde se encuentra
la actual ciudad de Jauja. De acuerdo a Espinoza, fue opinión mayoritaria que
el pueblo no debía fundarse en el emplazamiento de la antigua llacta, ni de la
primera ciudad española, sino a unos dos kilómetros hacia el norte.
El mencionado historiador
asegura que la fundación tuvo lugar el día de Santa Fe, aunque sin precisar
exactamente la fecha. Espinoza sostiene que el pueblo fundado en 1565 no tiene
nada que ver ni con la Jauja establecida por orden de Pachacútec, ni con la
fundada por Pizarro en 1534, la actual sería un vecindario diferente y aparte
cuyo origen data de 1565. No obstante, oportunamente Edgardo Rivera Martínez ha
señalado que, efectivamente, si se atiende al hecho legal, que comprende el
acto de la fundación y la categoría de la nueva ciudad, ello es así. Mas,
argumenta Rivera, la afirmación de Espinoza adolece de un respeto demasiado
estricto por las circunstancias legales. Rivera menciona que es innegable que
el pueblo de 1565 conservó el antiguo nombre de Xauxa, o Jauja, y que los
indios que fueron obligados a poblarlo fueron los mismos, o los descendientes
de los que habitaron la Jauja incaica, o la ciudad fundada por Pizarro. Estos
pobladores llevaron el nuevo "pueblo", situado casi al lado del
antiguo, las tradiciones, las costumbres, una conciencia local y comunitaria,
que eran las mismas de la vieja Jauja. Siguiendo a Rivera, se puede decir
perfectamente, que existe una continuidad histórica, una continuidad humana, e
inclusive, en cierto modo urbanística, que están por encima de la
discontinuidad legal. El nombre de Jauja comprende y evoca una unidad y
secuencias históricas, una leyenda, un cierto espíritu, además de una realidad
material, y es ello lo que interesa. Jauja ha sido, siempre, en el fondo, una
sola.
4. Comentario final
Es visible que la fecha
que se conmemora como la fundación de Jauja, es la del 25 de abril de 1534.
Aunque esa fundación, legalmente no es la que nos identifica, ya que esa
ciudad, como lo hemos señalado, fue prontamente abandonada. No obstante, es
innegable, como lo señala Rivera Martínez, que existe una continuidad, tanto
humana como histórica o urbanística, entre la Jauja fundada por los Incas a la
de los españoles hasta la refundación como pueblo de indios. Siendo de todo
ello lo más importante, una idea de antigüedad común, desde los tiempos en que
fueron actores los Xauxa-huancas al proceso actual, entre los jaujinos, y es la
que sirve o interesa en una formación de identidad. Es evidente que la memoria
histórica de los jaujinos no solo se remonta a la época de la fundación
española, sino mucho antes.
Como se ve, el
desarrollo histórico de Jauja, desde sus inicios es bastante complejo, como
compleja es su situación actualmente. Es ahí donde radica la importancia de
conocer su trayectoria para explicar su situación actual, en este sentido, la
historia es una disciplina científica fundamental a su servicio.
Fuente: jaujaperu
me gusto
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