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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

28 de mayo de 2016

Jauja de luto por el fallecimiento de José Kato

Comunicamos el sensible fallecimiento del señor José Kato Tangui, ocurrido en la madrugada del día sábado 28 del presente mes.

Nació en Jauja el 03 de agosto de 1946, sus padres fueron Hiroshi Kato Susuqui y Chiyo Tangui de Kato, tuvo dos hijas, Pamella Harumi y Vivian Naomi. Sus estudios lo realizo en la escuela Ex 500 y en el Colegio San José de Jauja.

José Kato estuvo muchos años al servicio de la comunidad jaujina a través de sus trabajos, como cuando estuvo frente a la Benemérita Compañía de Bomberos Voluntarios 48 de Jauja. A él debemos muchas gestiones como la construcción de un mausoleo por los 80 ° aniversario de la emigración de ciudadanos japoneses, sepulcro para guardar los restos de los 365 inmigrantes que habían fallecidos en esta ciudad. Esta acción comunitaria fue realizada con el señor Juan Higuchi y a pedido del señor Hiroshi Kato. Actualmente pertenecía a la Hermandad de la Archicofradía de la Virgen del Rosario.

En 1921, se celebró en todo el país con grandes fiestas patrióticas el centenario de nuestra independencia nacional. En Jauja, la colonia japonesa hizo entrega de muchas farolas de metal (estilo japonés) que engalanaron la avenida Ricardo Palma.

En 1945 aproximado, en los terrenos del antiguo club Social Los Andes, se quiso hacer un Centro Recreativo, pero no se cristalizó. Entre los años 1963 y 1964 se recuperaron estos terrenos que estaban al cuidado del señor Iseki, con el fin de construir un Parque Infantil, que luego tomaría el nombre popular del “Parque Chino”. En 1990, a iniciativa del señor Kato Tangi, se realiza en convenio con el alcalde de Jauja, Dr. Luis Balvin Martínez y se entregan esos terrenos para la construcción del Instituto Pedagógico “Pedro Monge Córdova”, obra que hoy es una realidad.

En 1959, nace en el Club Nisei de Jauja, la Compañía de Bomberos Voluntarios 48 – Jauja, que a la fecha sigue brindando su servicio a la comunidad jaujina en la prevención y extinción de incendios, atención de accidentes vehiculares y salvatajes de vidas expuestas a peligro.

Cabe mencionar que la ciudad de Jauja, con la hospitalidad que le caracteriza, dio acogida a muchos inmigrantes japoneses; ellos trabajaban como agricultores en Lima y otros lugares del Perú y cuando se enfermaban, el lugar para recobrar su salud era Jauja, y aquí venían, unos sanaban y se quedaban a labrar con su trabajo el progreso de Jauja, otros salieron a diferentes lugares.

Cuantos inmigrantes japoneses agradecidos a Jauja se quedaron e instalaron sus negocios (algunos llegaron sanos), como José Ogasi, quien puso la primera fábrica de fideos y galletas; los hermanos Genaro y Juan Higuchi Imamura, instalaron la fábrica de gaseosas de la marca “Inka Kola”, además de los “Panetones Higuchi”, y Juan Higuchi llegó a ser alcalde de Jauja (1970); Juan Nakayama con su bazar de pasamanería entre los jirones de Grau y Junín; José Ogaka, Máximo Umemoto, José Fukushima, uno de los fundadores del Centro Musical “Felipe Pinglo Alva”, sobresalió por su dotes para el canto, amante del futbol, saltador de garrocha, y en el billar era un máximo exponente, además de atender con esmero su relojería; Fernando Nakasone, asiduo participante de los cortamontes jaujinos, y que estando ya en Lima, no podía contener su emoción al escuchar “Huarancayo de mis penas”; Víctor Hiroshi Kanashiro; Antonio Iseki, padre de José Iseki Koitabashi, alcalde de Jauja (1987); Pedro Onaka Hirata, que fue alcalde de Jauja (1979) y tuvo la fábrica de gaseosa “Inti Kola”; Alejandro Makino que tenía su peluquería frente a la farmacia Villanes; Joaquín Kanashiro, padre de la doctora Rosa Kanashiro; y así, hay muchos más de los inmigrantes japonés que llegaron y nacieron en Jauja.

El señor José Kato Tangui, atendió personalmente hasta el último momento de su vida a todos los que concurrían a su tienda de pasamanería “Bazar Kato”; cuando no había clientes, siempre se le veía sentado en la entrada de su tienda contemplando la plaza; callado, quien sabe en qué pensaba, tantos años vividos, supongo que tenía muchos recuerdos que se le cruzaba por la mente. Pero si vivió agradecido a Jauja por la hospitalidad que esta ciudad le brindo, al igual que a sus hermanos de raza. Y es por eso que los inmigrantes japonés que llegaron a Jauja, fueron y son agradecidos, pues, algunos se fueron, otros ya no están con nosotros, como el señor José Kato, pero que en su momento trabajaron por el progreso de nuestra Jauja.
¡Descansa en Paz, José Kato Tangui!

Bibliografía: Hijos de Xatun Xauxa

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