Desde los dulces y panes, pasando
por la pachamanca, el picante de cuy, terminamos navegando por la Laguna de
Paca y disfrutando de un cebiche de trucha.
Para aprovechar las hierbas
aromáticas degustamos un licor de muña y participamos de un recorrido simpático
de los favores de estas plantas.
Sazones y sabores de Jauja, con
el toque de una gelatina de patita y una buena chicha, este martes a las 10pm y
el miércoles a las 4pm a través de Costumbres, el verdadero espíritu de los
peruanos.
A doña Elsa Dionisio el cariño le
sobra, así que su regalo cotidiano es un abrazo y una frase halagadora para
cambiarte el día al instante. Esta mujer, dedicada por años, a los panes y
dulces, es capaz de reseñarte cada creación que inunda su panadería todas las
mañanas. Aquella es una aldabita y la más pequeña se llama aldabitita, ambos
bocadillos se inspiran en las clásicas aldabas de portones y puertas de la
siempre acogedora ciudad de Jauja, la primera capital del Perú, la entrada al
Valle del Mantaro, el sueño exagerado y reinventado por los españoles, el país
idílico.
En España cuando hay un momento
de máxima felicidad se usa la frase: “esto es Jauja” o “vivir en Jauja”. Las
virtudes de esta región se exageraron, se desvirtuó en el imaginario colectivo
hasta hacerlo parecer un paraíso, donde todo era oro y por los ríos corría miel
o leche. Un edén culinario.
Edén culinario que hemos
recuperado gracias a las lagrimitas y alfajorcitos, a los panes de maíz y las
roscas de yema, a los panes de huevo, a las técnicas artesanales y recetas
heredadas de la tradición y la costumbre, la que no se pierde, la que descansa
en la fiesta de la Virgen del Rosario, pues en honor a la patrona, se amasa el
pan dulce que sabe a fruta, chancaca e hinojo, al cual se le conoce como
mollete.
En esta historia: “sazones y
sabores de Jauja” disfrutamos de una deliciosa pachamanca hecha con el talento
del chuto y de la tunantada, de la milagrosa hualamaca: “una vez que ponemos la
carne, las piedras, las papas, las humitas, la hualamaca se pone encima de todo
esto para que le dé el aroma. Un aroma más que entra a la pachamanca.
Ese es el secreto”, refiere
Pedro, cocinero nato, conocedor. Será por eso que me ha mandado a la Laguna de
Paca a buscar un buen cebiche de trucha y me ha indicado el camino para que al
volver disfrute de un exquisito picante de cuy.
En la feria de los miércoles yo
he encontrado a doña Primitiva, a la buena moza y aparente mujer que heredó el
talento de su madre y ahora es el emblema jaujino de la chicha de jora y de la
gelatina de patita. Así que no se puede perder esta historia que está para
chuparse los dedos.
Fuente: www.costumbresperu.pe
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