Todos los años, mientras en el valle del Mantaro se
festeja con júbilo y devoción las actividades religiosas por la pasión, muerte
y resurrección de nuestro señor Jesucristo; los jueves de Semana Santa se
escenifica en el Valle de Yanamarca, la alegoría de “La Maqtada” o la “Tropa de
Cáceres” ante una multitud de turistas locales, nacionales e internacionales
que llegan hasta el valle de Yanamarca para apreciar esta interesante danza. Este
baile es una remembranza de la llamada “Campaña de la Breña”, que se desarrolló
durante la guerra con Chile en la sierra peruana bajo el liderazgo del mariscal
Andrés Avelino Cáceres.
En la escenificación se puede apreciar a diferentes
personajes como El Mariscal Cáceres, músicos compuestos de tambor y cornetas de
guerra, escolta, oficiales, majtas, pashñas y las rabonas. También, los
rancheros o carambiash y los chilenos que son vencidos y capturados.
Es una danza histórica que no ha perdido la
caracterización de esa época por lo que el Instituto Nacional de Cultura - Junín,
mediante Resolución Directoral No. 009-2008-DRC-J declaró a “La Maqtada o Tropa
de Taita Cáceres de Acolla y Pueblos del Valle de Yanamarca, Patrimonio
Cultural de la Nación”.
El Mariscal Cáceres, encabeza a su “Tropa” con
marcialidad y “estilo militar”, le acompañan los músicos, la escolta, los
oficiales, los majtas (jóvenes cholos) y las rabonas que bailan con movimientos
rítmicos y perfectamente al compás del tambor y la corneta de guerra dando dos
pasos adelante, uno atrás, y otros saltos en zigzag, que para ello se requiere
de mucha habilidad, destreza, y gracia sin parar.
Para las órdenes marciales, en vista que no hablaban
el mismo idioma, se cocía en el hombro izquierdo de los soldados un pedazo de
pellejo con lana blanca (yuraj), y otro, en el hombro derecho, con lana negra
(yana), esto facilitaba la uniformidad para girar o voltear a todo la tropa. Entonces,
cuando Cáceres decía “yana jaracha ticrari”, significaba que debían girar a la
derecha, y cuando decía “yuraq jaracha ticrari”, significaba que tenían que
girar a la izquierda, porque a ese lado estaba el pellejo blanco.
Encabeza el desfile el “Brujo de Los Andes” y su
estado mayor, correctamente uniformados, montados sobre los mejores alazanes
del valle de Yanamarca, seguido por el batallón desfilan las “rabonas” con sus “quipes”
de alimentos, utensilios y trastos de cocina, destacando las pailas y los
gigantescos cucharones de madera que blanden las sufridas mujeres compañeras de
los guerrilleros.
Ocupando el centro de la formación nunca falta el
“chileno” capturado por la tropa, quien es conducido con una soga o cadena que
terminan enlazados en los pies y manos del enemigo derrotado.
Seguidamente van marcando el paso los batallones de
Infantería Nº 3 Sector Norte y de Artillería Sector Sur, todos ataviados con
vestimenta militar. Últimamente, también desfilan soldados del Ejército Peruano,
además que se matizan con diversas escenificaciones del acontecer histórico
nacional e internacional.
Dentro de su religiosidad y su fe, los pobladores
de Acolla reviven en esta estampa folklórica su alegría triunfal en el desalojo
de los chilenos del centro del Perú. Una semana Santa y Semana Patria único en
el Perú.
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