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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

20 de marzo de 2009

Sacha Raymi - Fotos

Fotos cortesía del Diario El Comercio

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Sacha Raymi en Jauja

El Sacha Raymi era un ritual inca que se celebra en honor a la naturaleza a fines de marzo, cuando se inician las cosechas y llega el otoño, se realiza en distintos lugares del Perú y marca el inicio de cuatro fiestas:

Sacha Raymi; ofrenda a la tierra y a la vida.
Inti Raymi; ofrenda al Dios Sol.
Jocha Raymi; se rinde tributo al agua.
Capac Raymi; se rinde tributo al cosmos como espacio.

Una hermandad de Jauja practica el Sacha Raymi cada 21 de Marzo para rescatar la espiritualidad de sus antepasados como símbolo de identidad y armonía. Se trata de la Hermandad Espiritual de Jauja, una comunidad que, a través de rituales y del registro de mitos y costumbres ancestrales, busca recuperar la identidad de la región y la armonía entre el hombre y la naturaleza. La fraternidad es liderada por Luis Rosado, el joven Paco Misayoq de la zona central. El título no es una pretensión. Le fue impuesto por la Hermandad del Cusco en 2001, en una ceremonia celebrada de noche al pie del nevado Pariaccaca, en el límite entre Lima y Junín.
Fuente: Diario El Comercio

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10 de marzo de 2009

Es tiempo de carnaval en Jauja

Actualmente el carnaval jaujino se manifiesta a través de los cortamontes que se realiza en cada barrio y comprende con la traída y cortada del árbol. Autentico y peculiar expresión cultural por medio de una danza, elaborada artísticamente con una demostración de garbo y elegancia en cada paso que realizan las parejas y no es fácil ejecutarla perfectamente.

Aún recuerdo cuando asistía a la celebración para ver a las parejas que se diferenciaban por su baile refinado. De noche, cuando los árboles habían caído y los nuevos padrinos encabezan la pandilla a la plaza de armas, ingresando por el jirón Junín o Grau formando grandes columnas de multitud de parejas disfrazados y del público en general que contagiados por el frenesí se animaban a bailar. Es fiesta de carnaval y a esa hora estaba permitido participar en la pandilla sin disfrazarse.

Una noche, cuando observaba a la multitud del Barrio de Huarancayo que subían a la plaza; una vecina por primera vez me propuso hacer bollitos, no sabía lo que pretendía, imagine que me proponía algo íntimo, pero al explicarme comprendí que era una invitación a bailar. La denominación de hacer bollitos era la costumbre de bailar sin disfraz siguiendo a la pandilla hacia la Plaza de Armas.

Como muchos, practique mis primeros pasos con los bollitos, asimilando poco a poco hasta tener seguridad y confianza. Después vendría la primera vez para bailar disfrazados; fue en el barrio de La Libertad, con temor ingresé al ruedo, sentía que todas las miradas de los espectadores eran para mí, no me quedo bailar cerca al árbol y cubierto por las demás parejas que si mostraban con seguridad su destreza artística. La experiencia fue hermosa y me motivó a seguir bailando, la segunda vez fue con más seguridad y así poco a poco llegué a tener la confianza de los duchos antiguos. La posición de bailar al fondo pasó a la parte exterior del ruedo, cercano a los espectadores. Sentí toda la emoción que produce al expresar nuestra tradición carnavalesca mediante la danza.

A esa edad no tenía terno y no quedaba otra que pedir prestado a mi padre, era un poco más alto que él y tenía que bajar la basta del pantalón, aunque no era mi talla pasaba desapercibido y de alguna forma podía disimular, mejor si bailaba en el barrio de Huarancayo porque el poncho ayudaba a cubrir el terno. Hasta que Julio, que en esos tiempos no bailaba mucho, me presto su terno que me quedaba a la medida porque teníamos la misma talla. Ese año bailé en casi todos los barrios de Jauja, como pronosticando mi despedida hasta el día de hoy. Al devolver el terno fue como dar la posta a Julio, como si el terno se hubiera convertido en un terno bailarín, le cambio su actitud y hasta el día de hoy sigue bailando los carnavales.

Algunos tienen la oportunidad de regresar a los cortamontes y disfrutar de esta hermosa tradición. Las personas que no tenemos la oportunidad y nos encontramos lejos, no nos queda que contentarnos con los hermosos recuerdos que guardamos y que afloran al ver una foto, un video musical, una noticia o algún motivo relacionado al cortamonte de nuestra tierra.

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