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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

30 de septiembre de 2016

Canción dedicada a la Virgen del Rosario – Patrona de Jauja


Hace tiempo tú llegaste (1)
A esta tierra
Y decidiste quedarte
Para siempre

Tus milagros, bendiciones (2)
Te convirtieron
En nuestra madre celestial
Y patrona

Muchas veces he sentido (3)
Que mi camino
Era largo y sombrío
En mi vida

Pero siempre estuviste (4)
Protegiéndome
Y brindándome mucha fe
Y confianza

Coro
Santísima Virgen del Rosario
Patrona del valle y de Jauja
Bendice mi tierra y mi familia
Para siempre y por siempre

Muchas veces he perdido
Las esperanzas
Aún así te entregue
Mi corazón

Mamallanchic del Rosario
Yo te suplico
Con mi rezo hecho canto
No me dejes

Coro
Santísima Virgen del Rosario
Patrona del valle y de Jauja
Bendice mi tierra y mi familia

…(1)(2)(3)(4)

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27 de septiembre de 2016

Llegada de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl a Jauja

¡Feliz aniversario familia vicentina!
Establecidas en el Cercado de Lima, las Hermanas son pronto requeridas por las Beneficencias de Provincias, para que se hagan cargo de sus hospitales y asilos. Las Hermanas los irán tomando en la medida en que llegan nuevas expediciones, iniciando la expansión de la Provincia. Las fundaciones se suceden: El Callao (1865), donde llegan a dirigir 3 hospitales y 1 escuela internado de mujeres. Arequipa (1871), con 1 hospital y 1 Casa de Huérfanos y Expósitos. Tacna (1874), con el Hospital Mixto San Román y una Escuela para niñas. Trujillo (1875), con el Hospital Mixto Belén y el Colegio Hermanos Blancos. Puno (1876), Cajamarca (1876). En sus Bodas de Plata (1883), se establecen en Bolivia: Hospicio San José, de La Paz, con secciones de Cuna, Puericulturio, Ancianos (as) y Escuela externa para niños. En Tarma y Jauja, a comienzos del 1900.

La labor pastoral y de apoyo social de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en la ciudad de Jauja, se inicia en enero de 1902, con la llegada de cinco hermanas por la ruta de Tarma y a caballo, para hacerse cargo de la atención de enfermos y de los niños pobres en el Hospital Mixto de Lourdes; en 1921 se trasladaron al Sanatorio Olavegoya, con Sor Martha, Sor Luisa y otras distinguidas religiosas, quienes impusieron la disciplina, los buenos modales, la higiene, la caridad y el respeto a los pacientes y personas. En este Nosocomio sólo para enfermos tuberculosos, las hermanas trabajan hasta el 31 de diciembre de 1964.

En 1906 dieron inicio a la instrucción de las niñas en la Escuela San Vicente, abriendo sus puertas en un antiguo local de la calle Manco Cápac y Salaverry hasta 1915, fecha en la que se trasladan al nuevo local de la calle San Martín. En 1929 se crea la Escuela de Instrucción Primaria con Resolución Suprema.

Las hermanas incansables y preocupadas por la preparación de la juventud jaujina, fundan en 1954 la Academia de Corte de Confección con valor oficial y por el incremento de la población escolar femenina, el 03 de abril de 1960, se crea la sección secundaria con los tres primeros grados, que fueron autofinanciados. Por las gestiones de Padres de Familia, las Religiosas de entonces y el apoyo incondicional de los diputados por el departamento de Junín, quienes proponen a la consideración de la Cámara, un proyecto de Ley de Creación de un nuevo colegio de Educación Secundaria para mujeres, dando la siguientes Ley de Creación un nuevo Colegio Nacional de Educación Secundaria para Mujeres, el cual recibe el nombre de “Colegio Nacional San Vicente de Paúl”.

El 26 de julio de 196l con Ley Nro. 13685 se nacionaliza el Colegio, el que continuará funcionando sólo con el ciclo básico secundario y tendrá como anexo a la Escuela Primaria; incrementándose el cuarto grado y en 1962 el quinto grado de educación secundaria, siendo la Primera Directora Sor Rosa María Arce Franco (1960 – 1962).
Fuente:colegiosanvicentedepauljauja.wordpress.com

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25 de septiembre de 2016

Santísima Virgen del Rosario

Santo Domingo de Guzmán afirmó que la Virgen María se le apareció en 1208 en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y que le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.

En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadían Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario. A causa de la victoria en la batalla de Temesvár en 1716, atribuida por Clemente XI a la imagen, el papa ordenó que su fiesta se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen.

Ella es patrona de las batallas, así como de multitud de ciudades y localidades repartidas por todo el mundo.

La imagen más antigua del Perú
Según una constante tradición, la imagen de la Virgen del Rosario venerada en la Basílica de su nombre en Lima, vio surgir la ciudad fundada por Pizarro en el valle del río Rímac. Donada por el Emperador Carlos V, fue traída al Perú por los primeros conquistadores para que “los favoreciese en tan ardua empresa”. La imagen fue colocada inicialmente en la primitiva pila bautismal de Santo Domingo donde los “primeros creyentes idólatras fueron reducidos”.

Se trata de una estupenda talla en madera policromada de 170 cm., atribuida a Roque de Balduque. En su rostro parecen conjugarse la majestad de Reina y la dulzura de Madre. El Niño, a quien sostiene en el brazo izquierdo es también obra perfecta y así el manto, que desde la cabeza baja sobre sus hombros, como los pliegues de su túnica y la finura de sus manos, revelando la destreza del artista que la esculpió.

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20 de septiembre de 2016

Sazones y Sabores de Jauja - Costumbres


Desde los dulces y panes, pasando por la pachamanca, el picante de cuy, terminamos navegando por la Laguna de Paca y disfrutando de un cebiche de trucha.

Para aprovechar las hierbas aromáticas degustamos un licor de muña y participamos de un recorrido simpático de los favores de estas plantas.

Sazones y sabores de Jauja, con el toque de una gelatina de patita y una buena chicha, este martes a las 10pm y el miércoles a las 4pm a través de Costumbres, el verdadero espíritu de los peruanos.

A doña Elsa Dionisio el cariño le sobra, así que su regalo cotidiano es un abrazo y una frase halagadora para cambiarte el día al instante. Esta mujer, dedicada por años, a los panes y dulces, es capaz de reseñarte cada creación que inunda su panadería todas las mañanas. Aquella es una aldabita y la más pequeña se llama aldabitita, ambos bocadillos se inspiran en las clásicas aldabas de portones y puertas de la siempre acogedora ciudad de Jauja, la primera capital del Perú, la entrada al Valle del Mantaro, el sueño exagerado y reinventado por los españoles, el país idílico.

En España cuando hay un momento de máxima felicidad se usa la frase: “esto es Jauja” o “vivir en Jauja”. Las virtudes de esta región se exageraron, se desvirtuó en el imaginario colectivo hasta hacerlo parecer un paraíso, donde todo era oro y por los ríos corría miel o leche. Un edén culinario.

Edén culinario que hemos recuperado gracias a las lagrimitas y alfajorcitos, a los panes de maíz y las roscas de yema, a los panes de huevo, a las técnicas artesanales y recetas heredadas de la tradición y la costumbre, la que no se pierde, la que descansa en la fiesta de la Virgen del Rosario, pues en honor a la patrona, se amasa el pan dulce que sabe a fruta, chancaca e hinojo, al cual se le conoce como mollete.

En esta historia: “sazones y sabores de Jauja” disfrutamos de una deliciosa pachamanca hecha con el talento del chuto y de la tunantada, de la milagrosa hualamaca: “una vez que ponemos la carne, las piedras, las papas, las humitas, la hualamaca se pone encima de todo esto para que le dé el aroma. Un aroma más que entra a la pachamanca.

Ese es el secreto”, refiere Pedro, cocinero nato, conocedor. Será por eso que me ha mandado a la Laguna de Paca a buscar un buen cebiche de trucha y me ha indicado el camino para que al volver disfrute de un exquisito picante de cuy.

En la feria de los miércoles yo he encontrado a doña Primitiva, a la buena moza y aparente mujer que heredó el talento de su madre y ahora es el emblema jaujino de la chicha de jora y de la gelatina de patita. Así que no se puede perder esta historia que está para chuparse los dedos.
Fuente: www.costumbresperu.pe

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11 de septiembre de 2016

Capitán Alipio Ponce Vásquez, héroe nacional jaujino

En julio de 1941 las tensiones limítrofes con el vecino país de Ecuador se tornaron cada vez más violentas, el Teniente Alipio Ponce Vásquez es enviado a la frontera al destacamento de la guardia civil a órdenes del Capitán GC Conrado Ruiz Oliva. El 23 de julio de 1941, el Teniente Alipio Ponce al mando de 14 guardias civiles participa en la toma del puesto ecuatoriano de Quebrada Seca, controlando el cruce de la carretera a Quebrada Seca mientras que tropas de infantería se lanzaban a la toma de ese puesto, lográndose capturar. Los ecuatorianos se replegaron a su puesto de Carcabón, el Mayor EP Manuel Montoya ordena a Ponce y 30 hombres capturar el puesto de Carcabón, que se cumplió el 25 de julio de 1941 a las 10 pm, al día siguiente, 26 de julio de1941 otra vez el Mayor Montoya ordena a Ponce capturar el puesto ecuatoriano de Huabillos a 5 km. de Carcabón, lugar donde se replegaron los ecuatorianos de sus puestos de Quebrada Seca y Carcabón. Ponce y sus guardias civiles reforzados con zapadores y 04 morteros del BI 5 lanzaron un violento y contundente asalto al puesto de Huabillos que estaba reforzado con tropas de Quebrada Seca y Carcabón, los cuales se dispersaron en la selva abandonando el puesto, armas y la bandera ecuatoriana que fue llevada a Lima.

El Teniente GC Alipio Ponce Vásquez participo en la toma de los puestos: Quebrada Seca, Carcabón y, Huabillos.

En Septiembre de 1941, el Teniente GC Alipio Ponce de 35 años de edad se encontraba en la zona de Pasaje, Ecuador, donde llego noticias que tropas ecuatorianas sin respetar el alto al fuego estaban distribuyendo sus fuerzas por la zona de Porotillo. El pelotón de caballería nº 5 que estaba al mando del Capitán Alfredo Novoa Cava se le dio la orden de ir hasta la zona del puente de Ushcurrumi, en la zona de Porotillo, en misión de exploración y constatación de la presencia del enemigo por esa zona. El pelotón partió de madrugada previo desayuno - almuerzo con la adrenalina de internarse en territorio desconocido, el Teniente GC Alipio Ponce iba armado de un mosquetón y en el poblado de Huaycho, el Sargento 2º GC Emiliano Tapia Díaz se unió al pelotón como guía, en el poblado de Casacay dejaron los caballos a cargo de 6 soldados y pasaron luego por Pitahuiña, La Quera, Limón, La Unión. Soldados ecuatorianos vestidos de civil seguían los movimientos de nuestros soldados, al llegar a la zona de Porotillo el pelotón ingreso al lugar de la emboscada. El 11 de setiembre de 1941, la quietud de la tarde se rompió de un balazo y la selva vomito fuego, muerte y destrucción, el pelotón de 26 hombres fue diezmado cayendo uno a uno entre ellos el Teniente GC Alipio Ponce. El Sargento 2º GC Emiliano Tapia Díaz cogió el mosquetón de Ponce hasta quedarse sin balas y rodeado por el enemigo fue tomado único prisionero, el resto del pelotón (24 hombres) fueron muertos y repasados a bayoneta y posteriormente quemados, un Sargento 2º de caballería salvo de la masacre al lanzarse al rio Jubones.

Ponce escribió a una de sus 2 hijas, Celia Ponce Jáuregui: "Hija cuida de mi madre, ella es el tesoro más grande que tengo, respétala como a mí mismo, cuanto quisiera estar al lado de tu juventud y de mi madre, es un gozo que no puedo disfrutar porque antes hija, está mi deber con la patria. Las jornadas son muy difíciles, tal vez no haya para más, te quiero, tu padre. Alipio Ponce".

El 23 de setiembre de 1941 se le otorgo el ascenso póstumo a Capitán, en febrero de 1942 fue sepultado en el cementerio de Tumbes, en 1978 fue declarado Héroe y patrono de la Policía Nacional y en 1987 el Congreso de la República, en mérito a su heroica actuación durante dicho conflicto, lo declaró Héroe Nacional mediante Ley No-24658, disponiendo además que sus restos reposen en la Cripta de los Héroes.

Alipio Ponce Vásquez nació en el anexo de San Lorenzo, distrito de Apata, provincia de Jauja, el 15 de agosto de 1906, sus padres fueron Don Emilio Ponce y Tomasa Vásquez, su abuelo paterno don Andrés Ponce Palacios combatió a órdenes del General Cáceres durante la campaña de la Breña en la guerra con Chile, dirigiendo el batallón Cazadores de Apata Nº 8. A los 18 años viajó a Lima e ingresó en 1924 a la Escuela de Policía, egresando como guardia y posteriormente ascendió a Cabo, Sargento 2º, sargento 1º. El 3 de abril de 1935 ingresa a la Escuela de Oficiales de la Policía egresando en 1937 con el grado de Alférez, el 1 de marzo de 1941 asciende a Teniente de la Policía.
Fuente: Campaña Militar de Gaviria Panchano, www.pnp.gob.pe, Wikipedia.

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7 de septiembre de 2016

La carreta blanca de los emolientes

Por: Osler G. Rafael Salinas
Durante más de seis décadas de interrumpido trabajo nocturno, los jaujinos han visto asentado en una de las esquinas de nuestra Plaza de Armas, la modesta e inconfundible carreta blanca de los emolientes, punto obligado de muchos parroquianos que acudían a ella en busca de un paliativo para sus diferentes males y, particularmente frecuentado por los noctámbulos que recalaban en este singular fontanar para disfrutar de un emoliente bien calientito con el cual reconfortar el cuerpo y contrarrestar el intenso frio de las noches jaujinas.

Fue el ciudadano sinqueño don Pedro Castillo Yupanqui, casado con doña María Laguna, natural de Huaraz, quien inicio la elaboración y venta de emolientes en nuestra ciudad a partir de 1930. Anteriormente, en 1927, había laborado para la colonia japonesa residente en Lima y, con la colaboración de esta agrupación oriental llego a constituir la primera Sociedad de Emolienteros que surgió en la capital cuyos integrantes salían, en las noches, a vender el bebedizo por diferentes lugares de la referida ciudad. Tuvo en aquella ocasión una ubicación privilegiada  ya que le toco expender en el jirón Miro Quesada, frente al edificio del diario “El Comercio”, siendo entre otros, los empleados y obreros de este prestigioso diario sus más asiduos clientes. Asumió la presidencia de la sociedad que había formado y durante su gestión los más de sesenta socios adquirieron la primera cocina a vapor, en la casa Matusita y con la cual pudieron atender la demanda del producto que noche a noche tenia mayor aceptación entre los limeños. Al término de su gestión fue distinguido con un diploma de honor como socio fundador de la sociedad.

En 1935 decide establecerse definitivamente en Jauja para disfrutar del calor familiar y continuar con su actividad de emolientero. A partir de este año se le vio atendiendo solícitamente a los parroquianos jaujinos de esa época que, al mismo tiempo que se regalaban con el aromático bebedizo, intercambiando comentarios interesantes acerca de diversos temas relacionados con el acontecer  nacional o local. Así, entre los asiduos clientes, don Pedro tuvo la oportunidad de escuchar las instructivas explicaciones que solía hacer el doctor Luis Piana sobre cómo iba desarrollándose la Segunda Guerra Mundial o de hechos anecdóticos que acontecían en nuestra provincia; le oyó en una ocasión hablar acerca del “Jar Jar”, “Tac Tac” y de las “mulas que arrojaban fuego”, monstruos que aparecían en las oscuras noches de tormentas y que durante los inicios del presente siglo mantuvieron en zozobra a la población jaujina, la que optó entonces por recogerse muy temprano en sus casas a fin de evitar encuentros espeluznantes con esos temidos engendros del mal y de los que mucho hablaron nuestras abuelas. Otra noche, el mismo doctor comento que por haber difundido la teoría evolucionista de Darwin entre los alumnos josefinos, un sacerdote de aquella época, lo cuestiono e indispuso acremente ante la colectividad, acusándole de estar atentando contra la adecuada formación de la juventud local, por lo que se vio precisado a replicarle enérgicamente a través de un artículo periodístico que se publicó en el diario “El Porvenir” que por esos años se editaba en nuestra ciudad y en el cual defendió la necesidad de difundir los conocimientos científicos para salir del oscurantismo medieval. Al Dr. Max Cordero, otro de los clientes, le oyó referirse a la serie de dificultades que tuvo que superar como alcalde de la Provincia de Jauja para traer el agua potable a nuestra ciudad desde el manantial de Yuraj Cunya. Nuestro campeón gildemeisteriano don Teodoro Bullón Ríos fue otro de sus conspicuos parroquianos quien entre los circunstantes hacia comentarios en torno a las competencias de tiro con fusil que eran organizados por el Club de Tiro N° 113 de Jauja. Alguna vez, el doctor Alberto Hurtado Dianderas, normalista, farmacéutico, y notario público, mientras saboreaba su emoliente se puso a explicar a los demás clientes que se encontraba con él, las bondades farmacológicas que tenía cada una de las variedades de esta bebida y del porque era recomendado consumirlas. Asimismo, otros habitúes del emoliente fueron los trabajadores de la fábrica de fideos y galletas del súbdito japonés apellidado Ojashi, los obreros de la panadería Ikenaga, los de las fábricas de aguas gaseosas de don Juan Primo, Iseki y Onaka, que comentaban como se había hecho más eficiente la producción en sus respectivos centros de trabajo con la llegada de la maquinaria moderna y de los problemas laborales que estas adquisiciones les había generado. No faltaron las discusiones políticas acaloradas que se suscitaron en torno a esta carreta de los emolientes, entre recalcitrantes “compañeros”, “camaradas”, “anarquistas” e “independientes”. Las parejas de policía de la Guardia Civil que durante los años cuarenta y cincuenta hacían la ronda nocturna por las calles de nuestra ciudad para asegurar la tranquilidad de la población, se detenían en la intersección de los jirones Grau y Junín para reanimarse con un buen emoliente, que bien ganado se lo tenían, dejando al mismo tiempo sus comentarios acerca de las ocurrencias de carácter policial que habían tenido que solucionar durante la jornada. Hubo noches en que a esta carreta se allegaron grupos de jóvenes, guitarras en mano, que luego de haber ofrecido serenatas a las muchachas de sus sueños, vertían comentarios de sus aventuras y cuitas amorosas al calor de vaporosos vasos de emoliente. Al lento degustar de la cálida bebida, los cinéfilos que salían de las funciones de vermouth y noche, luego de ver las películas en blanco y negro que se proyectaron en el cine “Jauja” y posteriormente las cintas a color que comenzaron a proyectarse en los cinemas “Colonial” y “El Carmen”, fungían como críticos cinematográficos de los filmes que acababan de contemplar.

La clientela que desfilo frente a esta fuente de bebida caliente fue crecida y variada, disfruto siempre de los efectos revitalizadores de un emoliente bien servido y prolijamente elaborado, dejando mientras bebía, comentarios diversos acerca de sus vivencias diarias que, como las que se han descrito, pintan de modo magistral el ambiente social, económico y político que se vivió en Jauja durante esos años, convirtiendo de este modo a la carreta blanca de los emolientes en un verdadero centro de información de primera mano, digno de tomarse en consideración.

Los años transcurridos mermaron las energías de don Pedro, por lo que tuvo que transferir la conducción de su negocio a su hijo mayor Aurelio, más conocido como “Pocho”, quien estuvo al frente de la carreta durante diez años, caracterizándose por su trato jovial y el buen sentido del humor que compartió con su clientela. Posteriormente le sucedió su hermano menor Walter, apodado “Pochin”, quien hasta la fecha sigue atendiendo con esmero y calidez la actividad iniciada por su progenitor.

Walter Castillo Laguna, nació en Jauja el 8 de setiembre de 1940, realizo sus estudios primarios en la escuela estatal 501, luego en el Colegio Nacional “San José” curso hasta el cuarto año de secundaria. Es un constante lector del diario “El Comercio”, de la revista “Selecciones”, del periódico chileno “Lea” y otras publicaciones, además es aficionado a la crianza de palomas y gatos pero, su principal preocupación está orientada en mantener el prestigio que han adquirido sus emolientes, poniendo el mayor esmero en su preparación y en la selección de los insumos necesarios. Actualmente se le ve, tras su carreta, a partir de las siete de la noche, entre botellas que contiene concentrados de diferentes colores y que poseen propiedades paliativas o curativas específicas que él recomienda para cada caso, así el emoliente de achicoria con boldo para desinflamar el castigado hígado de los cultores de Baco, el de linaza con grama y el de goma arábiga para aquellos irritables que sufren de ardores estomacales, el de cola de caballo con cebada tostada como diurético para “lavar” los riñones y, el de tamarindo con linaza para los que tienen problemas de estreñimiento.

Durante la semana de carnavales y las festividades de la Virgen del Rosario se incrementa la demanda de sus bebedizos pues, en dichas fechas, llegan los jaujinos residentes en diferentes ciudades de nuestro país y del extranjero, deseosos de tomarse un emoliente que a la par de hacerles reaccionar el organismo, les reconforta el espíritu al actuar como detonante emotivo el afloramiento en la memoria de un sinnúmero de recuerdos vividos en mejores tiempos de la lejana juventud.

Walter, seguirá adelante del negocio, hasta que las fuerzas lo acompañen, tras de esa carreta blanca que como mudo testigo ha presenciado el discurrir nocturno en nuestra ciudad durante largos años, atendiendo con la amabilidad de siempre y protegiendo con sus mixturas la salud de sus numerosos clientes.
Fuente: Asalto – El Xauxalito
Boletín editado por el Centro Cultural Huarancayo
Año 2, Vol. I, N° 07, 2000

Nota: Este relato fue publicado en el año 2,000 y actualmente Walter Castillo se encuentra retirado del negocio de elaboración y venta de emoliente, y radica en la ciudad de Lima por motivos de salud, en compañía de su familia.

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