El 1 de junio, conmemoramos el
443º Aniversario de la Fundación Española de Huancayo “como pueblos de indios”,
que algunos iluminados dudan y hasta se atreven a negar, aduciendo que no hay “acta”.
Los españoles fundaron Huancayo,
para tomar posesión del lugar y de los indios, porque así lo exigía el Derecho
del siglo XVI que regía en España. Nadie con 5 centímetro de frente, celebraría
la cruel explotación, la extirpación de idolatrías y la conquista. Pero la
fecha es oportuna para cuestionar, sin olvidar que si hoy existimos, se debe al
lecho violado de las indias por los españoles o como dijo Vallejo: Otro tomaría
este café.
Quieran o no, Huancayo, fue
fundado “como pueblo de indios”, por eso no tiene plaza de armas. Privilegio de
la ciudades para españoles. Una plaza de armas, está atravesado por los 4
puntos cardinales, como la plaza mayor de Lima o de Concepción, Jauja, Tarma,
que no es el caso de las plazas de Huamanmarca ni Constitución de Huancayo.
A nadie debe preocupar nuestro
origen humilde, sino enorgullecernos, como un “pueblo de indios”, hoy se tutea
en las ciudades, sin olvidar, que nuestra raíz se hunde en el barro fecundo de
la indómita y bravía raza WankaXauxa.
Las reducciones, eran
concentraciones de indios. Carlos V en 1569 ordenó su obligatoria concentración,
gobernado por un Curaca de su propia raza, conocedor de su lengua, costumbres.
A partir de 1570, el virrey Toledo, ordenó fundar pueblos de indios, con un
reglamento especial. El objetivo principal fue tener a la mano a los indios
para controlarlos y enviarlos a las minas, obrajes y haciendas. Cobrar los tributos
y las mitas con facilidad.
En 1565 se fundaron más de mil
pueblos o reducciones, entre ellos Santa Fe de Jatunjauja, San Jerónimo de Tunan
y Santiago León de Chongos en el valle del Mantaro. Sin convencer al virrey
Toledo, quien ordenó la fundación de nuevos pueblos, nombrando visitadores
especiales a Jerónimo de Silva y a Juan Martínez. Jerónimo de Silva, apoyado
por los curacas: Carlos Apo Alaya, Juan Páucar, Pablo Carguachumbi y Francisco
Cabaque, después de comprobar “las bondades del clima y de la ecología,
benignos para la longevidad y solaz de la vida humana” fundaron a Huancayo en
la antigua llacta de Wankayok.
Así en los cimientos de la actual
metrópoli, en la plaza Huamanmarca, nació oficialmente Huancayo “como pueblos
de indios”, un 1º de junio de 1572 y bajo la advocación de la Santísima
Trinidad o “Taita Padre”. Tal como lo ha demostrado fehacientemente y científicamente
el historiador Waldemar Espinoza.
Jerónimo de Silva, con la ayuda
de los curacas wankas, trazó la plaza. Señaló una pequeña parcela para el
cabildo, terreno para los curacas y la nobleza wanka: los Aucapoma, los
Carguachumbi, los Antachumbi, los Chauquillla, los Julca, entre otros. El único
solar fue adjudicado a la iglesia de la Santísima Trinidad. No fue necesario
señalar solar para la Casa del Corregidor porque Huancayo es “pueblo de indios”.
Tampoco se plantó la horca y el cuchillo; porque esto también es privilegio de
las capitales provinciales como Jauja. Pero si se clavó en el centro de la
Plaza Huamanmarca un grueso y alto
madero, a manera de picota, para el castigo de los delincuentes que increíblemente
aumentaron desde la llegada de los españoles. Se dispuso las ferias semanales
de los jueves y domingos que los nativos denominaban: Hatun Katu creado por
Pachacutec. Ferias que se aprovecharon para catequizar a los wankas por los
dominicos del convento de Santiago León de Chongos.
Los auyllus wankas reducidos y
fundadores de HUANCAYO fueron: Huamanmarca, Cajas, Tambo, Auquimarca, Plateros,
Misayo, Maca, Guarauni, Huayucachi entre otros, que debieron pasar de veinte
ayllus. ¡Esta es la verdad histórica!
Fuente: Apolinario Mayta - Diario Correo Huancayo
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