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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

26 de febrero de 2016

El último edificio inca de Jauja, a propósito del aniversario de Sausa

El ushnu de Hatun Xauxa, construido luego de la conquista inca del valle del Mantaro en 1570, sobre la construcción tronco-piramidal inca se levantó una capilla colonial que durante la visita de Wiener también estaba en ruinas. Dado que era una costumbre de los españoles edificar templos cristianos sobre las construcciones religiosas precolombinas, esto prueba el carácter sagrado del lugar. En este artículo se trata sobre las excavaciones que se están realizando para rescatar este lugar.

El ushnu de Hatun Xauxa, tenía este aspecto 1875, según lo dibujó el viajero austro francés Charles Wiener

Hatun Xauxa era la capital provincial de los incas en el Valle del Mantaro. Cuando los conquistadores españoles llegaron ahí quedaron prendados de su clima y abundancia y establecieron allí su cuartel general. El cronista Pedro Cieza de León la describió unos años después en los siguientes términos:

"Se tiene por cierto, que había más de treinta mil indios, y ahora dudo haber diez mil (...) Había un grande cercado, donde estaban fuertes aposentos y muy primos de piedra, y casa de mujeres del sol, y templo muy riquísimo, y muchos depósitos llenos de todas las cosas que podían ser habidas. (...) Los edificios todos eran de piedra. Lo alto de las casas y aposentos eran grandísimas vigas, y por cobertura paja larga."

De todo lo que describe no queda, prácticamente, nada... salvo un pequeño monumento que se está intentando rescatar. Pero para entender su trascendencia veamos primero el contexto y cómo fue que la Jauja inca desapareció.

Un edificio sobreviviente
Jauja fue progresivamente desmantelada y sus construcciones originales, a diferencia de lo que pasó con Cusco o Cajamarca, no se preservaron... Salvo una que hoy está oculta por construcciones modernas.

Se trata del ushnu. Es una típica construcción inca ligeramente piramidal que siempre se encontraba en uno de los extremos de la plaza principal y que servía para presidir las ceremonias y celebraciones, casi siempre rodeada de multitudes que danzaban y realizaban sacrificios de animales y pagos a la tierra.

Ubicación actual del ushnu, rodeado de una manzana de casas de cemento a una cuadra de la plaza del distrito de Sausa, al sur de la actual ciudad de Jauja, Junín, Perú.

En esta foto, se muestra una escalera de cemento construida sobre el montículo que queda del ushnu. Arriba de él en años pasados se construyó un "monumento" conmemorativo. Se espera que estas construcciones sean retiradas del lugar para su correcta puesta en valor.

Se han estudiado muchos ushnus bien conservados en varios sitios incas. El más famoso es el de Vilcashuamán en Ayacucho, pero se han estudiado otros como los de Huánuco Pampa (Huánuco), Pumpu (Junín) y el de Shincal (Argentina).

Los principales centros poblados incas de la zona central peruana mencionados en este texto. Además se indica la ubicación del Nevado Pariacaca. Elaboración: antiguoperu.com

Las excavaciones en el ushnu
El Proyecto de Investigación Arqueológica del Tramo Xauxa-Pachacamac del Qhapaq Ñan, adscrito al Ministerio de Cultura acaba de difundir los resultados de sus más recientes excavaciones en el ushnu.

Excavaciones en la parte exterior del ushnu. Nótese que las paredes continúan debajo del nivel del suelo. Foto: Ministerio de Cultura

En el centro del Ushnu se ha encontrado un pozo donde se vertían las ofrendas líquidas (chicha y similares) en las ceremonias que tenían lugar ahí. Es del mismo tipo que los encontrados en Huánuco Pampa y Pumpu, lo que demuestra, una vez más, que fue una construcción planificada de acuerdo a un modelo estandarizado en la región del Chinchaysuyo.

También se encontró un entierro (muy posiblemente de un hombre sacrificado a juzgar por la posición y las presuntas ataduras en su manos y pies) que habría sido colocado ahí en el momento en que se construyó el Ushnu inca.

Este individuo fue depositado como ofrenda durante la remodelación de la plataforma ocurrida en tiempos incas (desde 1450 aproximadamente). Foto: Ministerio de Cultura

El sacrificado. Foto: Ministerio de Cultura

Pero el sitio parece haber sido construido sobre un altar más antiguo. En la esquina norte de la plataforma se encontró parte de un muro enterrado con pintura roja.

Parte de estos muros fueron parte de una construcción anterior a la del ushnu inca. Foto: Ministerio de Cultura

Todo indicaría que cuando los incas construyeron el lugar lo hicieron sobre un adoratorio más antiguo. El Manuscrito de Huarochirí (una recopilación que los sacerdotes extirpadores de idolatrías españoles hicieron de los antiguos mitos y leyendas precolombinas de la sierra central del Perú en la segunda mitad del Siglo XVI) de hecho indica que en Xauxa se rendía culto a Macahuisa, uno de los hijos del Apu (dios montaña) Pariacaca.
Fuente: http://www.antiguoperu.com

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24 de febrero de 2016

Ley 15437, creación del distrito de Sausa – Jauja

El distrito de Sausa es uno de los 34 distritos de la provincia de Jauja y fue creado mediante Ley Nº 15437, de fecha 24 de febrero de 1965, durante el Gobierno del Presidente Fernando Belaunde Terry.

Se caracteriza por ser un pueblo productivo, solidario, saludable, acogedor y hospitalario que mantiene sus tradiciones y costumbres en su población. Entre sus principales actividades se encuentra la ganadería y la agricultura; así mismo destaca por sus atractivos turísticos como la “Estatua de la Virgen del Rosario”, el “Mirador Natural”, las “Ruinas de Shushunya”, el “Ushnu de Hatun Xauxa” (el último edificio inca en Jauja), entre otros.

Congratulaciones al Distrito de Sausa, al conmemorarse 51 años de su Creación Política.


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18 de febrero de 2016

Tradicional Cortamonte del barrio San Antonio 2016 - Jauja

Los padrinos del tradicional cortamonte del barrio de San Antonio, Verónica Leiva Mucha y Ciro Salazar Villar, tienen el agrado de invitar a Ud. y familia a la fiesta carnavalesca que se llevara a cabo los días jueves 18 y sábado 20 de febrero.



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15 de febrero de 2016

El amor en tiempos de carnaval jaujino

Era tiempo de carnaval cuando regrese a Jauja, tiempo en que los jaujinos demostramos nuestra alegría y garbo bailando los tradicionales tumbamontes, una coreografía elegante y romántica que engalana las pandillas en nuestros barrios, tiempos en que muchos de nosotros regresamos a la madre tierra atraído por su magia y su tradicional alegría.

Era la traída de árbol del barrio La Libertad y con un amigo fuimos por la tarde a ver el “Hatun Jilo Shalcuy” (parada de monte) en su plazuela. Nos ubicamos lejos, para no ser víctimas de las féminas que se ensañaban con los hombres empapándolos de harina y desde donde podíamos ver el éxtasis del carnaval que se vivía. Cuando miraba a distintos lugares, pude observar a una hermosa jaujina que no la reconocía, le di un suave codazo a mi amigo para preguntarle quien era, pero tampoco la conocía, nos preguntamos quien era y con un poco de lastima solo atine a observarla hasta que se perdió en la multitud.

Más tarde, cuando la noche había caído y ya habían plantado los árboles, las parejas empezaron a bailar con dirección a la plaza de armas, nos adelantamos unas cuadras para ver la pandilla que encabezaban los padrinos. Entre la multitud de bailantes y espectadores que pasaban, me volví a cruzar con ella y pude robarle una mirada, fue breve porque las personas que venían detrás la empujaban y pasó raudamente por mí delante. Yo me quede mirando a las demás parejas que pasaban bailando y luego seguir a la caravana. Llegamos a la plaza y nos ubicamos frente a la municipalidad para contemplar el jolgorio y la alegría de nuestro carnaval, había mucha gente que bailaba y “guapeaba”; todo era alegría, era tiempo de carnaval.

Entre la multitud nos volvimos a cruzar y pude observarla con más tranquilidad porque las parejas y personas estaban más dispersas, nuestras miradas se congelaron un momento y nos quedamos parados frente a frente, yo solo atine a dar unos pasos más, dejando atrás a mi amigo y decirle tímidamente “hola”, igual, me respondió tímidamente con un “hola”, pero fue suficiente para iniciar una conversación y me presente formalmente, empezamos a caminar, me contó que regresaba a Jauja después de mucho tiempo y su soledad era porque sabía poco de sus amigas del colegio y porque vino de improviso por unos días. Dimos muchas vueltas por el perímetro de la plaza contándonos nuestros pasados y conociéndonos de a poco. Cuando la mayoría de los carnavaleros ya se habían retirado me ofrecí acompañarle a su casa, ella acepto y caminamos por el Jirón Grau rumbo a la plaza Santa Isabel, en el camino me sentía un poco lerdo pero trataba de disimular. Me comentó que siempre esta calle era su camino cuando iba y regresa del colegio y las veces que salía a pasear. De a poco se quedó callada y observó detenidamente los alrededores de la calle angosta, yo detuve un poco mis pasos tratando de sincronizar con su lenta mirada, me contagio su curiosidad y observamos los portones viejos, las grandes ventanas, las paredes descoloridas por las lluvias, por el sol y por el tiempo. Rompió su silencio y me dijo que este lugar no había cambiado mucho, que todo era casi igual; por su comentario sentí que le traían muchos recuerdos de la época del colegio, nuevamente se quedó callada, la miré, una sonrisa acompañaba su silencio y sus recuerdos. Dejé que se consumiera en su pasado.

Volvimos a caminar y me indico por dónde ir, no sabía dónde vivía pero me dejaba llevar, cruzamos los arcos de la Plaza La Libertad y caminamos rumbo al cementerio, un camino lleno de silencio y soledad, flanqueados por árboles y un poco oscuro debido a la poca iluminación artificial, solo nos alumbraba un poco de luz de la luna llena que el tupido de los arboles dejaba pasar. Nos adentramos en la oscuridad sin temer a nada y entregados a nuestra conversación, se detuvo casi en el lugar donde los cobarrianos habían plantado los árboles para el tumbamonte, frente a la piscina municipal, y señalándome al lado contrario, al jirón Olaya, me dijo que vivía a unas cuadras, me hizo entender que no quería que le acompañe hasta su casa, caminamos despacio y nos detuvimos en una esquina. Yo me recosté en una pared y pude ver una hermosa casa que tenía una chimenea y un enorme árbol de pino en el jardín, antes había pasado por ahí pero nunca le había prestado atención, ahora estaba frente a esa casa y podía ver los detalles de su hermosa arquitectura. Ella se ubicó frente a mí y gracias a los rayos del plenilunio que reinaba el cielo pude contemplar de más cerca su hermosura; su piel blanca, sus delgados labios color rosa fucsia; su cabello negro azabache, largo y ondulado que a veces jugaba con el viento. Creo que muchas veces se daba cuenta que la observaba y avergonzada sacaba su cautivante mirada a otro lugar.

Nos olvidamos del tiempo y pasamos muchas horas conversando, tantas historias de ella y mías que nos contamos, tantas anécdotas como minutos que el tiempo contaba y no perdonaba. Ya era de madrugada y hacía frío, ella llevaba puesto una chompa y un chaleco. Entumida, tenía los brazos cruzados y de vez en cuando se frotaba sus antebrazos tratando de darse calor. Yo le ofrecí mi casaca y ella acepto, yo me sentía muy bien con su compañía y no quería que esto acabe, ella acepto mi casaca y asumí que tampoco quería irse, era un momento mágico que quería detener, pero no podía. En nuestra conversación le pedí para bailar, ella me dijo que no podía porque no tenía la vestimenta; le dije que no se preocupara, que solo necesitaba sus zapatos, que yo le daría lo demás, me dijo ¿Cómo? Le explique que mi mamá tenía varias vestimentas y le pediría prestado, ella acepto con dudas, me di cuenta de su incertidumbre y volví a preguntarle y me dijo que había otro problema, que pertenecía a una religión cristiana y que no aprobarían que baile, pero de todas maneras le preguntaría a su Pastor. Yo feliz le hice un gesto de agradecimiento y ya cerca de las 3 de la madrugada me dijo que tenía que irse; antes nos pusimos de acuerdo para vernos a las 11 de la mañana en el mismo lugar donde estábamos, me acerque y le di un beso en la mejilla, pude sentir su piel fría; me miro y sonrío, me devolvió mi casaca y nos despedimos, me quede parado y poco a poco se perdió en la oscuridad, yo regrese por el mismo camino, lleno de alegría. Esa madrugada me olvide de mis amigos que seguramente se encontraban en algún lugar divirtiéndose como de costumbre. Yo me fui alegre a dormir y aunque no tenía sueño, esperaba ansioso que pronto amaneciera.

La mañana era radiante, el cielo era completamente azul con pocas nubes, los cantos de las aves alegraban el día y mi corazón latía cada vez más cuando me acercaba al lugar del encuentro. Pude verla que venía desde la otra cuadra, con la luz del día era más hermosa, a lo lejos me regaló una sonrisa y yo le recibí con un beso en su mejilla. Caminamos rumbo al cementerio comentando sobre la noche anterior y después me dijo que muy temprano había visitado a su Pastor para decirle que tenia deseos de bailar y quería su permiso, el Pastor le contesto que Dios ni la religión no le prohibía bailar; con las enseñanzas que recibió, ella debería saber qué actos debe prohibirse, y si estaba segura de no cometer ningún pecado, podía bailar. Yo la vi animada y ahora si estaba segura que bailaría conmigo, yo me alegre mucho.

Ingresamos al cementerio y nos dimos tiempo para caminar por todos los rincones, estaba llena de soledad, tranquilidad y sosiego, ingresamos a uno de los pabellones viejos para ver las antiguas tumbas, el tiempo parecía detenerse y se sentía algo gélido. Sentí que ella se me acercó más, comprendí su miedo, porque cambió su manera de hablar, con un tono más bajo y con algo de temor. Pero no había mucho que decir, éramos solos los dos rodeados de soledad y de tumbas. En un momento dejamos de caminar para leer los nombres y las fechas de las placas de los nichos, mirábamos por todas partes y por ahí nuestras miradas se encontraron, nos quedamos prendidos de nuestras miradas sin decirnos nada. Sentí algo mágico al contemplar fijamente sus ojos, como si podía sentir su ser interior. Vi como sus pupilas cada vez brillaban más y me sentí atraído, me acerque de a poco hasta besarla. Ella, al sentir mis labios cerró sus ojos y se dejó llevar; yo también cerré mis ojos y nos entregamos al fuego de pasión que empezamos a encender.

Fue un beso largo y tierno, después no fue necesario palabra alguno, nos volvimos a mirar en silencio, sus pupilas brillaban aún más, nos regalamos una tierna sonrisa y sellamos nuestro sentimiento con un fuerte abrazo, no la solté y ella recostó su cabeza meciéndose en mi hombro, mi corazón latía más casi al ritmo de una tonada de carnaval de una banda que se escuchaba a lo lejos. No recuerdo cuanto tiempo estuvimos así y dentro de ese pabellón, pero salimos tomados de la mano y con una felicidad plena. Era hora del almuerzo y debíamos de regresar, ahora si la acompañé hasta su casa y quedamos para vernos al día siguiente.

En la tarde, busque la oportunidad para conversar con mi mamá y pedir prestado su vestimenta, al comienzo se negó aduciendo que se ensuciaría de barro porque llovía mucho, prometí cuidarlo y a las finales accedió, me dio a escoger y elegí el mejor que tenía. En la noche me encontré con mis amigos, lleno de felicidad les conté que ya tenía pareja para bailar, pero no les dije quién era.

Al día siguiente, por la mañana fui a su casa, por primera vez toque la puerta y pregunte por ella; salió un poco sorprendida, le dije que le traía la ropa y se alegró, me sonrió y me dijo que regresara por la tarde, que tenía que arreglarse, me despidió rápido, pero yo feliz. En la tarde, ya cambiado con mi terno fui a recogerla, cuando salió, se presentó reluciente con el atuendo típico de una jaujina, haciendo gala que la mujer jaujina es muy hermosa, me quede pasmado por un instante, reaccioné con una sonrisa y con palabras de halagos y nos fuimos al tumbamonte. Esa tarde nos conocimos más, empezamos a coordinar nuestros movimientos, al comienzo algo burdo pero poco a poco fuimos refinando hasta llegar a dibujar alegres y carnavalescas coreografías con nuestros pasos al estilo jaujino y al ritmo de la banda de músicos. Las horas pasaban y cada vez eran más intensas el derroche de gala de las parejas, al igual que nuestro sentimiento que cada vez se estrechaban más, incluso cuando la banda de músicos dejaba de tocar, nosotros nos perdíamos entre la multitud de los bailantes sin soltarnos de la mano. Cuando la noche ya cubría la fiesta, nuestro amor relucía destellante, gracias a su hermosa mirada, a su cautivante sonrisa y a sus besos apasionados que le robaba de vez en cuando.

Fueron varias veces que bailamos en diferentes barrios, puedo decir que ese año fue la mayor cantidad de tumbamontes que baile, siempre con ella, incluso me pase del tiempo de mi estadía y vacaciones, pero no importaba, el amor que había encontrado me hacía olvidar todo, era feliz y era lo único que me interesaba. Nos volvimos inseparables, todos los días nos veíamos, y cuando no había tumbamonte solíamos pasear por el parque o por el campo, incluso desafiando a la lluvia; y en las noches si no caminábamos por la plaza o por los jirones Grau y Junín, nos internábamos en un terreno lleno de árboles que había frente a su casa. Con la luna de testigo que nos daba un poco de luz y confundidos entre la oscuridad y la vegetación nos entregábamos a nuestras caricias, todo al natural y a veces algo prohibidas. Cuando llovía no huíamos de nuestro idilio, al contrario, muchas veces hasta sentí como las gotas recorrían su cuerpo y como desaparecía con el calor que nuestras caricias emanaba. Pero como todo acaba, la noche también y con ella el fuego de nuestra pasión, y regresábamos a casa.

Pasaron semanas y ya habían terminado los carnavales, y un día le pregunte algo preocupado, ¿Cuándo viajas a Lima? Ella me respondió: viajo cuando tú regresas a Lima. Me sorprendió su respuesta, la mire a sus ojos y pude ver amor, me emocione, la bese y la abrasé con todo mi fuerza. Entonces no tenía caso quedarnos más en Jauja y decidimos regresar a Lima.

Cambiamos las mañanas tranquilas, nuestros hermosos paseos en las tardes por el campo, nuestras noches románticas y apasionadas, nuestras largas conversaciones y las veces que buscábamos alguna estrella fugaz del hermoso e inmenso cielo estrellado de Jauja por los días agitados de Lima. Nuestros encuentros ya no eran diarios sino a la semana, ya no había noches que podíamos estar juntos, solo en las tardes y un momento de conversación. Yo vivía por el centro de Lima y ella vivía en el distrito de San Juan de Miraflores. Solíamos encontrarnos los sábados al mediodía, paseábamos por Lima colonial o buscábamos un parque donde conversar y máximo a las 9 de la noche nos despedíamos. Y así nos citábamos cada semana, en el mismo lugar, a la misma hora. Era un pacto sentimental.

En una de nuestras citas, al momento de despedirnos, acordamos encontrarnos en el día de su cumpleaños, quería pasar conmigo y yo encantando acepte. Pero un día antes de nuestra cita, me encontré con unos amigos del colegio y cuál sería la emoción que decidimos festejar nuestro reencuentro, uno de ellos propuso seguirla en su casa, ya que sus padres habían viajado a Jauja y estaba solo, aceptamos y armamos una reunión de amanecida. Todos nos quedamos a dormir en su casa y cuando desperté mire el reloj y de un salto me levante muy preocupado porque era las 11 y 30 de la mañana y debería estar al medio día en el centro de Lima, estaba lejos y no llegaría a tiempo, en esa época no tenía celular para llamarla y decirle que me espere, solo me lave la cara rápidamente y salí presuroso a tomar cualquier movilidad. Llegué a las 12 y 15 de la tarde, fui corriendo al lugar donde siempre la esperaba, pero no la vi, camine rápidamente una cuadra más pero no la encontré, regrese para ir hasta la otra cuadra y nada, no estaba, me desespere, no sabía qué hacer, regrese al lugar de nuestro encuentro y me quede esperando con la esperanza que llegaría. Mi espera fue en vano, caminé hacia la Av. Wilson por si acaso, mirando a todos lados tratando de encontrarla, regrese y me quede esperándola, ya el tiempo no me importaba, además no quería moverme de ahí, era el único lugar donde podía ubicarla. Pero después de varias horas, mire mi reloj y era las 5 de la tarde, me di por vencido y decidí retirarme, pero pensando en ella y maldiciendo el haberme reunido con mis amigos la noche anterior.

En los días siguientes pensé mucho en ella y buscaba la manera de encontrarla, pero solo quedaba esperar que se cumpla la semana y volver a la hora que siempre nos encontrábamos. Fui como de costumbre, pero no la encontré, espere hasta las 3 de la tarde y nunca llegó. La siguiente semana hice lo mismo, pero solo la espere una hora, tampoco llego. Me retiré triste y abatido, solo sabía que vivía en San Juan de Miraflores, pero como buscarla, es un distrito muy grande y no conocía. A Jauja no iría al menos en cinco meses que acababa el ciclo de la universidad y era mucho tiempo para mi sentimiento. La siguiente semana ya no fui.

El tiempo paso y no pude regresar a Jauja por mucho tiempo, poco a poco la herida de mi corazón se fue cerrando al punto de hacer otra vida. De volver a enamorarme de otra mujer, supongo y estoy seguro que ella también hizo lo mismo. Pero siempre hay momentos como ahora que me recuerdo; aunque entiendo que el amor acabó, pero entre nosotros nunca nos dijimos personalmente que nuestra relación sentimental se daba por terminado. Algún día, no sé cuándo ni dónde, sé que me encontraré, ahí capaz tendré la oportunidad de explicarle lo que sucedió y también de terminar ese amor que el tiempo se encargó de curar y de cerrar un capítulo de mi vida.

Lo que en su momento fue algo hermoso e intenso, ahora solo es un hermoso recuerdo de un amor en carnaval y solo deseo que cuando la vuelva a encontrar, que sea en carnavales y en Jauja.

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5 de febrero de 2016

Cortamonte del Barrio Mutualista Huacllas 2016 - Jauja

Padrinos (1er Monte): Brajan Moreno Barzola - Angie Hidalgo Alvarez.
Padrinos (2do Monte): Luis Bueno Hidalgo - Marysabel Fuster Montes.






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Tradicional Cortamonte del Barrio Cruz de Espinas 2016 - Jauja



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Tradicional Cortamonte del Barrio La Salud 2016 - Jauja


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4 de febrero de 2016

Tradicional Tinkunakuy entre Huasquicha y Santa Ana 2016 - Jauja

¿Cruzar un río una y otra vez que se encuentra a unos 3,350 msnm, a las 04:00 de la madrugada? Muchos dirán que es una locura. Igual yo creía, pero no es así, si vives esta experiencia ancestral, mágica y religioso en Jauja. Te dejarás envolver por la magia de un nuevo amanecer, escuchando las melodías de las bandas y el sonido de las corrientes del río, bailando y cruzando una y otra vez, que no sentirás frío para nada, solo éxtasis. Es una experiencia que no se puede explicar al detalle y solo comprenderás cuando lo vives en carne propia.

Este viernes 5 de febrero, los pobladores del anexo de Huasquicha, distrito de Pancan, turistas locales y feligreses se reunirán en la plaza para participar de las festividades en honor al Señor de Ánimas de Mayupata, patrón de Huasquicha, a ritmo de la Pachahuara y bebiendo los “calientitos” para contrarrestar el frío. Del mismo modo, los pobladores del distrito de Huertas se reunirán en el barrio de Santa Ana, ambos para participar en el tradicional encuentro en el río.

El sábado en la madrugada, se inicia el tradicional Tinkunakuy en las orillas del Yacumayu (río Yacus); los comuneros, pobladores e invitados de Huasquicha (Pancan), y Santa Ana (Huertas) se dirigen bailando a las orillas del río Yacus con sus respectivas bandas de músicos, y se encuentran frente a frente divididos por el río. Al promediar las 04:00 de la madrugada, bailan y compiten en armonía cruzando el río una y otra vez hasta el amanecer desafiando las corrientes y baja temperatura de las aguas del río. Con mucha algarabía y al compás de la “Pachahuara” (el amanecer de la tierra), que es una danza que se remonta a la época de la esclavitud y que consta de dos partes; la primera es la “Pasión”, de tonada sentimental y compás muy lento que bien puede interpretarse como sufrimiento del negro y la segunda, el “Pasacalle” de tono más alegre y más rápido que se puede entender como la liberación de la esclavitud.

El Tinkunakuy, cumple una función social de armonía, es el tradicional encuentro entre dos pueblos coyunturalmente antagónicos. Es un rito ancestral, mágico y religioso que rinde culto al agua y que se realiza a los pies de la cola del Amaru, en el lugar Paucar – Pariaj (Huasquicha y Huertas).

El Tinkunakuy en Jauja, una tradición que da inicio a los carnavales en la provincia de Jauja y que debemos preservar, participar y difundir.

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3 de febrero de 2016

El Chuecash Majay, juego ancestral de Paca - Jauja

Es un juego ancestral que se realiza en los carnavales en Paca, es de origen español denominada “Chueca” y fue divulgada su práctica entre los indígenas del Perú. Consiste en jugar con un palo curvado en uno de sus extremos y una bola de tronco macizo. Los jugadores son personas mayores y labriegos de Paca que tienen destreza y fuerza en los brazos, pues el juego es bastante rudo.

Conforman dos equipos; los que pertenecen al barrio de arriba y los del barrio abajo. Antes de iniciarse el partido, se congregan frente a la Iglesia, la pelota se pone al medio de ellos y un árbitro da la señal de partida. El juego consiste en arrastrar la pelota con sus palos curvados, tratando de hacer llegar la pelota a la bocacalle que da hacia su barrio, como la pelota no es una esfera uniforme, a veces avanza como también retrocede, haciendo laborioso trasladar la pelota y llegar a la meta. El equipo que logra hacer llegar a la bocacalle es el ganador.

Este juego tiene una simbología en el labrado de la tierra, por cuanto el esfuerzo que realizan significa que han dedicado sus esfuerzos en una “faena” a favor del Señor de Paca. Por lo que tiene un significado mágico-laborioso el juego denominado “Chuecash Majay” y que se realiza en la fiesta de la Mayordomía.
Foto: Municipalidad de Paca

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2 de febrero de 2016

Comadres y Compadres, la fiesta de la Mayordomía en Paca - Jauja

El jueves, “Día de las Comadres”, arriban a la plaza principal visitantes para celebrar tan conmemorativo día. La concentración para el juego de carnavales se desarrolla en la alameda del distrito. Muchos turistas se congregan para disfrutar de un día esplendoroso; de donde se dirigen para jugar con las aguas del río “Mayupata” mientras tanto los señores Mayordomos que son en número de nueve hacen los preparativos para salir a la plaza donde se les hace entrega de las ceras en el acto llamado ”cera marquitay”, que consiste en el reparto o entrega de algunas arrobas de cera a cada Mayordomo que es el producto acumulado durante el año que los fieles han encendido en los veladores del Señor de Ánimas de Paca.

Cuando llegan a la plaza anuncian con quema de cohetes y juegos artificiales; de inmediato se reúnen en el local comunal del pueblo para acordar los últimos detalles de la fiesta. Al término de esta reunión cada uno esperan, ansiosos, sus respectivas bandas de músicos en la puerta de la iglesia a cuya llegada se escucha el tañido de las campanas, el estallido de bombardas y cohetes quiebran el silencio del pueblo; el viento se esparce a los rincones el tono clásico e inconfundible marcha diestramente interpretada por la banda de músicos.

A la llegada de todos los conjuntos empieza la verdadera fiesta con la música de fondo, “La Pachahuara” (pacha=tierra, huara=amanecer), danza típica con estilo propio y ritmo melancólico, es sinónimo de agradecimiento a la madre tierra por las cosechas anuales que provee a todos los comuneros, por ello se rinde homenaje a la tierra que fue bendecida por el Santo patrón Señor Animas de Paca. Durante toda esa noche bailan al son de esta música; los varones visten ponchos color blanco con algunas franjas, sombrero y un puro en la mano; las damas lucen amplias faldas o “cachemiras” de color negro, monillo blanco, mantilla de variados colores, sombrero blanco y un puro. Así durante toda la noche, acompañados con él “quemado” o licor casero, elaborado con hierbas silvestres para soportar el intenso frío, danzan reiteradas veces al contorno de la plaza deteniéndose solamente de rato en rato para saborear “el quemado”. El festivo ambiente se torna cada vez más grande con mayor número de parejas que se aúnan tomándose la fiesta más dinámica hasta llegar a un clímax efervescente, esta fiesta maravillosa en la que parientes, amigos y vecinos en general, entre salud y salud, sienten acrecentar la amistad y acentuarse más el calor y la emoción del reencuentro, hasta sentirse rendidos.

Se cuenta que durante toda la noche el Señor de Paca baja de su altar para danzar la Pachahuara. Este hecho es de conocimiento del despensero que, para el efecto, viste con las mejores prendas al santo: un poncho tejido con finas lanas, lleva también un puro y un bando que cada año obsequian sus devotos.

Al día siguiente muy temprano, hacen todos los aprestos para continuar con el rito donde servirán al público asistente los platos típicos como “puchero” “locro” y el delicioso pan “Jalay”; vestidos con el atuendo típico; al compás de la Pachahuara hacen su ingreso los Mayordomos llevando los potajes ya mencionados, todo adornado con serpentinas y globos. Los acompañantes así familiares, amigos e invitados portan la bandera peruana en sus sombreros; acompasados con huapeos colocan los peroles en la puerta de la iglesia donde el público espera impaciente haciendo largas colas para recibir el locro o puchero así como el pan jalay no sin antes los señores Mayordomos hacen bendecir la comida por el sacristán del lugar. Ya por la tarde, los comuneros realizan un juego ancestral llamado “El Chuicash o Chuecash”.

El día sábado de carnaval por la tarde en el atrio de la iglesia Matriz de Paca se realiza la sucesión del cargo de la Mayordomía. El Mayordomo saliente se despoja de su banda y le coloca al Mayordomo entrante, es así como se realiza el cambio de cargo con mucha devoción al Señor de Paca y demostración de alegría mediante un “baño de cerveza”. Luego acompañado de su esposa o persona con quien hará pareja el año próximo, encabeza un desfile alrededor de la Plaza para ser reconocido por los asistentes como el nuevo Mayordomo, persona que tendrá a su cargo realizar la festividad de la Mayordomía.
Fuente: Municipalidad de Paca

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