A partir del 25 de Julio, se lleva a cabo la “Fiesta
del Santiago” llamado también la herranza. Los ganaderos masminos celebraban
con solemnidad el día del ganado vacuno, que apacentan en diferentes campos de
pastura pertenecientes a otros pueblos, por ejemplo, en Curimarca, los ganados
de Juan Mejico, en Macón de la familia Maita y en Tambillo - Huayllamarca de la
mayoría de masminos.
Este festejo dura cuatro días. El primer día a las 3
de la madrugada un grupo de mujeres adolescentes con unas antorchas en sus
manos hacen el rito del chic-chic, es decir, para levantarlos de sus camas a
las familias e invitarlos a participar en un suculento desayuno: el chupe verde.
El segundo día acompañado de su orquestina: un violín, una soprano, cantando
canciones alusivas a la fecha y al compás de su "tinya" y de rato en rato la “huajla”.
En las primeras horas de la mañana llevan a sus animales al campo de pastos y
luego van visitando a los familiares invitándolos a participar y servirse el
almuerzo, la infaltable patasca y otros platos genuinos del pueblo.
El principal día de alegría y regocijo al lado de sus
ganados es el tercer día, esta es la fecha de poner las marcas en los toros y
las vaquillonas. En este festejo hay un espectáculo representado por una
cuadrilla de jóvenes llamados “los latadores” que son los encargados de
enfrentarse a las bestias. Previamente ellos, toman su trago de aguardiente de
caña y en pleno campo los corretean, hasta agarrarlos y llevarlos junto a sus
dueños para derribarlos al suelo sin causarles daño alguno.
Cuando el animal ya está tendido, se llevan a cabo
ritos mágicos que reviven creencias antiguas, por ejemplo, en su barriga se
tiende hojas de coca, flores y fumando un cigarro van cantando y bailando a
cuyo compás se marca con un fierro ardiente, en la parte posterior del anca,
con las iniciales del nombre o apellido del propietario. Se aprovecha de estos
instantes para colocarles sus aretes de cinta de colores a las hembras y sus
corbatas a los machos.
El festejo se eleva a su clímax y en medio de
felicidad y alborozo se sigue bailando hasta las últimas consecuencias. El
cuarto día se lleva a cabo el rito de “la tapada de las señales” que consiste
en enterrar en un lugar secreto los restos de las señales arrancadas de las
orejas de los ganados, mezclando con coca, cigarrillos, aguardiente de caña y
otros objetos, todo esto colocado en una olla de barro. Durante el desarrollo
de esta costumbre de la tapada, los presentes cantan y lloran al son de la
música que continua de una manera incansable.
Fuente: El legendario pueblo de Masma – Dr. Guillermo
Solís Benito
Foto: Jhonny Norabuena
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