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Jauja, donde pagan a los hombres por dormir, fustigan a los hombres que insisten en trabajar, los árboles son de tocino y sus hojas de pan de fino. Las calles están adoquinadas con yemas de huevo y lonjas de tocino, asadas y fritas...

23 de mayo de 2013

Jauja/Xauxa. Hacia una arqueología de la palabra


Por: Carlos H. Hurtado Ames
Jauja es una corrupción de Xauxa, un nombre que aludía a un cuerpo político preexistente en la sierra central peruana. No se sabe que significaba antes de la llegada de los españoles. Todas esas aseveraciones que dicen que alude a un supuesto bienestar no tienen fundamento, porque esta connotación solo la adquirió luego de la Conquista. Las investigaciones recientes, además, sugieren que el nombre de Xauxa era el del grupo étnico que se asentó en el valle de Yanamarca, en la actual provincia de Jauja. Éste era el más importante de toda la región central. ¿Qué sucedió para que fueran parcialmente borrados de la historia y su nombre pasado a un segundo plano, a pesar de su evidente importancia?

En este artículo quisiera discutir ello a partir del análisis del uso que se da a las palabras y la manipulación del pasado que hicieron los incas cuando se establecieron en esta zona. Partiré de la evidencia, ya inocultable a estas alturas de la investigación, que el llamado “reino huanca” jamás existió, y que lo que caracterizaba la región era un panorama multiétnico de confrontación; que la primacía política en la zona la tuvieron los Xauxa, que deviene en el más importante; y que los Huanca estaban bastante disminuidos en relación a ellos. También propondré que la confrontación que tuvieron con los incas durante su expansión imperial fue decisiva para lo que aquí se propondrá. Desde nuestra perspectiva, los primeros –los Xauxa– resistieron, como es lógico debido al alto grado de complejidad que estaban alcanzando, y los segundos –los Huanca– pactaron y se aliaron con los cusqueños.

Los documentos disponibles indican que una vez que los incas conquistaron el valle lo denominaron como Huanca Huamani “en honor a una piedra que había al inicio del valle”, pasando a ser, de esta manera, una provincia inca. Independientemente de lo anecdótico del hecho, el evento es trascendente. Primero, el nombre “huanca” asignado por los incas al valle es en honor a una piedra y no a una entidad política; segundo, es a partir de este momento que se generaliza la voz “huanca” para la región y es así como lo recogieron los cronistas, sobre todo tardíos, en los que luego se basaron algunos historiadores que trabajaron la zona. Es decir, por alguna razón, los incas impusieron este nombre a la nueva provincia en desmedro de la de “Xauxa”, que hemos dicho era la más importante y la que tenía la hegemonía. Tajantemente, no hay evidencia en ninguna fuente administrativa histórica de la palabra “huanca”, antes de la ocupación inca, generalizada para la zona. De acuerdo a esto, se puede plantear que fueron los incas quienes promocionaron el nombre “huanca” para la zona.

Es altamente probable que esto haya sido así como una represalia contra Xauxa, por ofrecer una tenaz resistencia a la expansión imperial, lo que no sucedió con los Huanca. Varios estudios actualmente discuten el hecho que los caciques del sur del valle, de hecho, estaban emparentados con los incas, al entregarles éste a mujeres reservadas de su familia extendida, lo que probaría la existencia de un nexo que viene desde antes. Además, cualquiera que haya visto los restos arqueológicos de la zona Xauxa y la Huanca, se da cuenta rápidamente que era imposible que lo segundos pudieran ofrecer algún tipo de resistencia a los incas, lo que no pasaba con los primeros. Basta ver la inmensidad de Tunanmarca para hacernos una idea de quienes estamos hablando. Y debió ser una resistencia formidable, porque los incas los quisieron borrar del mapa en señal de castigo.

Ahora, el hecho que “huanca” es un nombre tardío y que la región no se denominaba de esa manera sino de otra, lo prueba lo siguiente. Todas las referencias sin excepción que hablan de la zona, desde los primeros años de la conquista hasta el final del periodo colonial, la llaman como Jauja. De este modo, el valle es Jauja, el corregimiento, la provincia y hasta el río se las mencionaba como “Jauja”. En ningún momento aparece el nombre “huanca”. Es decir, el nombre anterior era Xauxa, ahora mutado a Jauja. Se explica esto porque los nombres no desparecen fácilmente o por una imposición, más aún si están asociados a una determinada identidad, y porque con las palabas no solo se dicen cosas, sino que, y sobre todo, se hace cosas. Es por esta razón que cuando los primeros cronistas llegaron y preguntaron por la zona, lo primero que les dijeron casi de un modo natural fue Xauxa. Esto se demuestra con lo recogido por el cronista Pedro Pizarro, uno de los primeros que llegó a la región, quien en 1533 se refirió al valle como: “Estos naturales de Xauxa […]”.

Ahora, la región circundante al valle de Yanamarca y la norte del valle del Mantaro se llamaban Xauxa, fehacientemente. Esto se prueba, además de lo ya dicho, por lo siguiente. En la historiografía reciente se ha propuesto que muchos de los nombres de los caciques locales evocaban el nombre del pueblo que gobernaban. Esto concuerda con la presencia de don Francisco Xauxa Surichac, el cacique principal de la parcialidad de Hatun Xauxa hacia mediados del siglo XVI, y cuya mención aparece en las Probanzas de Jauja. Contrariamente no hay ninguna referencia de tal tipo para los caciques del sur del valle. Es decir, la palabra “huanca” era reciente en ese momento.

            La permanencia del nombre de Xauxa/Jauja se sostiene por el hecho de que, como viene demostrando también la historiografía, mucho de los cambios hechos por los incas se revirtieron una vez desaparecidos ellos. Es decir, una vez salidos del mapa político los cusqueños, la organización anterior volvió, simplemente. De esta suerte, el nombre anterior a la imposición “huanca” hecha por los incas, regresó, es decir Xauxa/Jauja. Volvió pero para denominar al territorio como siempre se había hecho, como Xauxa, ahora Jauja. Los Xauxas, como el grupo étnico más importante de la sierra central peruana, pasarían a ser paulatinamente parte de un tenue recuerdo, siendo finalmente olvidados.

            Los primeros historiadores que comenzaron a escribir académicamente la historia de la región no se dieron cuenta de esta manipulación y recogieron más bien la “versión inca” de esta historia, patente en crónicas como las de los influyentes Garcilaso de la Vega o el Sereno Cieza de León. De esta manera se habló, y se continúa hablando por cierto, de “los huancas” como asociados a toda la región, lo cual es una falacia. Xauxa y huanca son cosas bastante distintas y corresponde ahora situar el real aporte cultural de los primeros al proceso histórico peruano.

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